martes, 8 de junio de 2021

¿Qué es el poder?

 La palabra poder es un de las más empleadas en diferentes ámbitos de la sociedad y a menudo con diferentes significados. Proviene del verbo latino potere, cuyo origen se encuentra en la expresión pote est (“puede ser” o “es posible”), de donde viene nuestro verbo hispano poder, o sea, ser capaz de algo. De modo que, en principio, el sustantivo poder es la capacidad de algo o alguien de hacer otra cosa posible.



De este modo, tener poder, comúnmente, significa tener la capacidad de hacer que determinadas cosas ocurran. Los poderosos (o sea, los que tienen poder) son quienes hacen posibles las cosas, quienes determinan si algo ocurre o no. Ello implica tener las capacidades necesarias para ello, sean del tipo que sean: sociales, legales, militares, económicas, etc.

En nuestras sociedades, la idea de poder está asociada también a la de autoridad. De hecho, llamamos “autoridades” a quienes, mediante diversas instituciones sociales y políticas, otorgamos (idealmente) el poder o la conducción de nuestras sociedades, para que en nombre de todos se tomen las decisiones más complejas.

Pero el poder también puede ser arrebatado por determinados sectores sociales, o puesto al servicio de intereses egoístas. Quizá por eso el filósofo y jurista alemán Max Weber (1864-1920), definió el poder como la “probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad”.



Muchas ciencias sociales se dedican al estudio del poder o de sus mecanismos dentro de la sociedad, tales como la sociología, la politología o el derecho. Cada una de ellas lo comprende a su manera y propone sus herramientas de análisis.

Poder político

El poder político es, dicho en términos fáciles, el poder que la polis, o sea, el poder que el pueblo delega en el Estado para que tome en su nombre las decisiones más difíciles respecto a la conducción de la sociedad. Es el poder que las instituciones públicas administran, es decir, el poder público. Como tal, se organiza en tres poderes diferentes e independientes, según la tradición republicana:

  • El poder ejecutivo. También llamado gobierno, que es electo en las democracias por el voto popular y administrado por un jefe de estado (usualmente un Presidente o Primer Ministro, pero también puede ser un Rey o algo así), y por su gabinete de ministros y gobernadores y alcaldes. Se ocupa de la conducción política del Estado, es decir, de la toma de decisiones respecto a cómo distribuir sus recursos y hacia dónde dirigir la sociedad.
  • El poder legislativo. Que reside en el Parlamento o la Asamblea Legislativa, dentro de la cual tienen representación los distintos partidos políticos de una nación, en diferentes proporciones de acuerdo a la votación popular que los eligió, y que se ocupan de dar el debate político respecto a las leyes y a la administración de presupuestos, o la aprobación de poderes especiales para el ejecutivo, por mencionar algunas funciones. Son un organismo de control, que limita al ejecutivo mediante las leyes, y que puede estar compuesto por una o dos cámaras de debate (diputados y senadores).

El poder judicial. Encargado de la interpretación de las leyes en el marco de las normas de la Constitución nacional, y de ejercer las sanciones o reparaciones necesarias para garantizar la justicia y la paz social en la comunidad. Se compone por una estructura jerárquica de tribunales, a la cabeza del cual está usualmente el Tribunal Supremo. Los miembros de este poder no son electos por sufragio, sino designados por los otros dos poderes en consenso.

El poder militar o poderío militar es la fortaleza y la potencia de las fuerzas armadas de un país, esto es, la suma de las fuerzas de su ejército, su armada y su aviación, consideradas desde un punto de vista estrictamente bélico: quién ganaría un conflicto armado o quién llevaría las de perder.

Desde muy temprano, las naciones dependieron de sus ejércitos para defender sus recursos o sostener sus fronteras. Aún hoy las potencias militares ocupan un lugar de importancia dentro del orden mundial, pudiendo imponer ciertos términos a las naciones más débiles, a pesar de que a la guerra, por lo general, se acude como un último recurso.

En ese sentido, una potencia militar es una nación cuyas fuerzas armadas son poderosas, modernas y/o se encuentran bien entrenadas y actualizadas.




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