El concepto remite a crisis económica y a épocas
muy puntuales, para nada buenas, para la Argentina. Hoy el riesgo país superó
los 1.000 puntos y en lo que va del año ya tiene un aumento de más de 27%,
o 215 puntos. Solo esta semana trepó más de 160 unidades, en medio de un
contexto electoral de dudas que empieza a impactar fuerte en la economía. La
suba del dólar, la inflación y la salida de los inversores externos de activos
locales, también suman. En concreto, el
índice impacta en las capacidades de financiamiento de un país.
¿Qué es el riesgo país?
Se trata de un índice que arma el
banco JP Morgan que funciona como un punto de referencia a
la hora de medir el rendimiento total de los bonos gubernamentales
internacionales emitidos por países emergentes.
Usando el EMBI o Emerging Bonds Market Index, tal el nombre oficial del
indicador, los operadores e inversores globales tienen una referencia a partir de la cual exigir cierto nivel de retorno a
los bonos soberanos que se emiten en moneda extranjera, normalmente en dólares
o euros. Por estos días, esos retornos en los bonos más
"cortos" superó el 20 por ciento.
Esa exigencia parte desde un piso establecido por el bono
del Tesoro de Estados Unidos a 10 años. El mismo es considerado a nivel global como el más seguro
del mercado, y en ese sentido se puede considerar como el
"riesgo país cero". En términos interpretativos, el riesgo
país "contiene distintos significados en distintos momentos", explica Sebastián Maril, director de Research for Traders. Hoy,
señala el economista, "el contenido político es altísimo comparado con
otros años, y principalmente se resume en un posible regreso al poder de Cristina Fernández".
Para Maril, "Wall Street le tiene mucho
más miedo a un año bueno en 2019 y una derrota de Macri, que a cinco años malos
en materia económica, pero con una figura política estable". En esa línea, Federico Furiase, director de Eco Go, considera que
"hacia adelante dada la incertidumbre puede seguir
habiendo presión sobre el riesgo país, con la misma fluctuando en
línea con la evolución de las encuestas políticas".
¿Qué se mide?
Nominalmente, el riesgo país mide los puntos
porcentuales que los países soberanos deben sumarle a la referencia base del
bono del Tesoro a sus tasas de interés si quieren emitir deuda nueva. Es decir, los 700, 800 o 1.000 puntos que se deberían sumar a la tasa que paga el
bono estadounidense.
Para calificar dentro del EMBI, la deuda emitida
debe tener más de un año a fecha de vencimiento, al menos USD 500 millones de
valor nominal pendiente a pagarse, y cumplir con otras condiciones en la
regulación bursátil para poder ser operados en un mercado secundario.
El primer impacto de las
subas y bajas del índice vienen del lado del financiamiento:
con un riesgo país más alto, más difícil es conseguir fondos para un país.
Si bien los analistas explican que en términos absolutos el mercado de crédito
nunca se cierra del todo, el costo de
hacerlo puede ser tal que un gobierno prefiera no asumir una obligación tan
costosa como pagar elevadas tasas de dos dígitos en
dólares.
En ese sentido, a pesar de que el Cambiemos confía
en un escenario en el que los fondos para 2019 del acuerdo con el FMI
y una renovación de Letras del Tesoro cubren su programa financiero, el crecimiento del riesgo país podría complicar las posibilidades
de financiamiento para los años siguientes. También tiene
impacto en el corto plazo.
El factor financiero también pesa en el nivel
actual del riesgo país e impacta en los ingresos futuros del Gobierno.
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