En 1812, la política exterior del Primer
Triunvirato se basaba en sostener que el objetivo de la Revolución de Mayo era
preservar estos territorios para Fernando VII, que seguía cautivo de Napoleón,
pero muchos, como Belgrano pensaban que ya era tiempo de pensar en la
Independencia.
El día de la escarapela: A fines de 1811, aumentaron los ataques españoles contra las costas
del Paraná ordenadas por el gobernador español de Montevideo, Pascual Vigodet.
Frente a esto el Triunvirato encargó el 24 de enero de
A Belgrano le pareció absurdo que sus soldados
siguieran usando distintivos españoles por lo que solicitó y obtuvo permiso
para que sus soldados usaran una escarapela. Por decreto del 18 de febrero de
1812, el Triunvirato creaba, según el diseño propuesto por Belgrano, una
«escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata de dos
colores, blanco y azul celeste, quedando abolida la roja con que antiguamente
se distinguían».
¡Independencia?
Belgrano se entusiasmó con el decreto y le
respondió al Triunvirato, anunciándole que el día 23 de febrero de 1812,
entregó las escarapelas a sus tropas para que «acaben de confirmar a nuestros
enemigos de la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de
la América». Era uno de los pocos que por aquel entonces se animaba a usar la
palabra independencia.
El Triunvirato, y sobre todo su secretario, Bernardino Rivadavia,
estaba preocupado en no disgustar a Gran Bretaña, y a su embajador en Río de
Janeiro, Lord Strangford, con quien estaba negociando la retirada de los
portugueses de la Banda Oriental, a condición de que no se mencionase el tema
de la independencia.
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