La medicina evoluciona constantemente y cada vez se
busca la forma de tratar a los pacientes con procedimientos menos invasivos,
más innovadores y a la vez más eficaces.
El avance en los procedimientos
artroscópicos es uno de los adelantos más grandes en la cirugía ortopédica
actual. La artroscopia abarca prácticamente la totalidad de las articulaciones
del cuerpo, con mayores progresos en la cadera, el hombro y la rodilla. Se han
desarrollado nuevas técnicas y los instrumentos actuales permiten realizar
procedimientos que antes ni siquiera se podían imaginar.
La artroscopia también ha permitido
descubrir nuevas patologías, las cuales eran desconocidas hasta hace unos pocos
años. La meta de la artroscopia, como procedimiento mínimamente invasivo, es
mejorar los resultados de las cirugías tradicionales abiertas, con menos dolor
y morbilidad.
Pero, empecemos por el principio, ¿en
qué consiste la artroscopia? Se introduce mediante pequeñas incisiones de menos
de
Existe la creencia de que con cirugía
abierta se visualiza mejor, la cual es totalmente falsa. La similitud para
explicarlo es fácil, tenemos que imaginarnos que estamos fuera de una
habitación (que sería la articulación) y queremos ver y arreglar algo que está
dentro. Con cirugía abierta tendríamos que abrir una ventana, una puerta, o
tirar toda la pared para poder ver desde fuera el interior de la habitación, y
solo podríamos ver lo que nos permita el tamaño de la “ventana”, y teniendo en
cuenta que la ventana o la puerta son tejidos que después tendremos que volver
a reconstruir.
En cambio, mediante la artroscopia,
haríamos pequeños orificios en la pared por los que introduciremos la cámara y
herramientas necesarias para acceder dentro de la habitación. Una vez dentro,
podemos girar la óptica en todas direcciones para poder visualizar
completamente todos los rincones de la habitación.
A nivel técnico, la artroscopia es más difícil y
requiere ser realizada por manos muy expertas, ya que la curva de aprendizaje
de estas técnicas también es más compleja y necesita de más tiempo que la
cirugía convencional.
Ventajas e indicaciones de la artroscopia
La principal ventaja para el paciente
radica en la necesidad de incisiones muy pequeñas que generalmente conllevan
una menor estancia hospitalaria y una más rápida recuperación. Muchos de ellos
pueden abandonar el centro quirúrgico el mismo día de la operación. Además, las
pequeñas incisiones ofrecen la posibilidad de obtener un resultado estético
mejor, sobre todo en zonas expuestas del cuerpo. Sin embargo, hay que recordar
e insistir de nuevo en el hecho de que los pacientes que se sometan a cirugía
artroscópica pueden tener diagnósticos muy diferentes y condiciones
particulares previas que condicionarán su estancia en el hospital y su tiempo
global de recuperación.
Debemos tener en cuenta que, aunque
mucho menos invasivo, la artroscopia es un procedimiento quirúrgico como
cualquier otro y, por tanto, debe ser desarrollado sólo por cirujanos
especialistas en Traumatología y Cirugía Ortopédica. Durante una artroscopia
pueden surgir problemas imprevistos o la necesidad de abrir la articulación si
resulta imposible resolver el problema mediante las pequeñas incisiones
(situación cada vez menos frecuente). En estos momentos, sólo un cirujano que,
además de la artroscopia, domine el resto de las técnicas quirúrgicas de la
especialidad, podrá llevar a buen término la intervención.
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