Antes de
rezar el Ángelus dominical este 11 de julio desde un balcón del hospital
Agostino Gemelli de Roma, el Papa Francisco alentó a estar cerca de los
enfermos y destacó la importancia del servicio sanitario gratuito accesible a
todos.
“En estos días de
hospitalización, he experimentado lo importante que es un buen servicio
sanitario, accesible a todos, como el que hay en Italia y en otros países. Un
sistema sanitario que garantice un buen servicio accesible para todos. No
debemos perder este bien tan precioso. ¡Tenemos que mantenerlo! Y para ello
debemos esforzarnos todos, porque sirve a todos y requiere la contribución de
todos”, indicó el Papa.
En esta línea, el Pontífice
lamentó que “también en la Iglesia sucede a veces que alguna institución
sanitaria, por una no buena gestión, no va bien económicamente, y el primer
pensamiento que nos viene a la mente es venderla” y añadió que “la vocación, en
la Iglesia, no consiste en tener dinero, sino en hacer un servicio, y el
servicio es siempre gratuito. No olviden esto: salvar las instituciones
gratuitas”.
Además,
el Santo Padre recordó la importancia de la cercanía a los enfermos, tal como
lo describe el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo y advirtió que en el
juicio final “una de las cosas que nos preguntarán será la cercanía a los
enfermos”.
Ante esto, el Santo Padre
agradeció a todos porque ha sentido “mucho su cercanía y el apoyo de sus
oraciones” y reiteró “gracias de todo corazón”.
“Quiero expresar mi aprecio
y mi aliento a los médicos y a todo el personal sanitario y hospitalario de
este hospital y de otros hospitales. ¡Trabajan mucho! Y recemos por todos los
enfermos”, afirmó.
Luego, al comentar el
Evangelio dominical de San Marcos, el Papa subrayó que Jesús envió a sus
discípulos a ungir “con aceite a muchos enfermos y los curaban” y agregó que
ese “aceite es ciertamente el sacramento de la Unción de los enfermos, que da
consuelo al espíritu y al cuerpo”.
Sin embargo, el Pontífice
explicó que “ese aceite es también la escucha, la cercanía, la atención, la
ternura de quien cuida a la persona enferma: es como una caricia que hace que
nos sintamos mejor, que calma el dolor y anima”.
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