Desde Corea del Sur, Do Sun Choi llegó a la Argentina en plena dictadura, aprendió el lenguaje en el barrio de Fuerte Apache y hoy se lanza al mercado de los termos inteligentes con una compañía que rescató de la ruina.
Do Sun Choi es el dueño de Peabody, una empresa argentina
de electrodomésticos que hoy en día factura $4000 millones de pesos. Llegado de Corea del Sur junto a su familia, sin un
peso, documentación y ni una palabra en español, Choi escaló de la bicicletería
del barrio hasta su propia compañía, que se está preparando para ingresar en el
exclusivo mercado de los termos inteligentes.
La
gran apuesta del inmigrante coreano es el primero e-termo, un
producto que combina un térmo de última generación con una pava
eléctrica: “Nuestro producto es el primer
termo smart y vamos a competir directamente con Stanley, con un precio de venta
al público de $12.999 y el objetivo de tener 10% del mercado local”,
explicó Choi a La Nación.
“Desde un primer momento, la idea con Peabody
siempre fue hacer algo diferente a la oferta que ya existe en el mercado. Queremos producir con valor agregado, compitiendo
con el diseño argentino. Afuera es imposible hacerlo con precio, pero
tenemos la ventaja de que en términos internacionales el talento argentino en
materia de diseño es súper competitivo y de primer nivel”, aseguró
el empresario.
Con su creación, Choi espera hacerle competencia a los estadounidenses en su
casa. Con un diseño argentino, los termos son exportados de China, pero
Peabody planea comenzar a manufacturar el producto en su plata de Hurlingham,
una inversión que les costará cerca de $60 millones de pesos. La decisión
también fue impulsada por el actual contexto financiero:
“Por un lado, estamos con un gobierno que impulsa a
la industria nacional y que por lo tanto es más reacio a facilitar el ingreso
de importaciones. Y a esto se suma el encarecimiento de los costos
en China, especialmente en las grandes ciudades de la zona costera, donde el
salario mínimo ya se ubica en los 1200 dólares mensuales. (...) Hoy traer un container desde China no baja de los
10.000 dólares, con lo cual más que nunca el negocio dejó de ser la importación”.
Choi llegó al país en 1977, en plena dictadura
militar, a una vida de monoblocks y carencia. "Éramos muy pobres, pero Argentina premia al
trabajo y así salimos adelante", confesó a Infobae en referencia a sus
primeros años en Argentina, cuando él y su
familia vivieron como inmigrantes indocumentados.
La
llegada de la democracia en 1983 le permitió acceder a un documento, y a sus 19
años comenzó a trabajar en la sede argentina de la empresa coreana Daewo, como traductor de los
pliegos de las licitaciones de ferrocarriles. Iban a ser tres meses y se quedó 15 años, hasta que un
error de cálculo en las inversiones dejó a la empresa en la quiebra.
Con la caída de Daewo, Choi decidió lanzarse solo en el mundo de la informática, adquiriendo una planta en Tierra del Fuego. Lamentablemente, su espíritu emprendedor chocó contra la crisis del 2001, y la pequeña empresa quedó en ruinas.Después de un año sin ingresos, en 2003 decidió volver a apostar creando una sociedad propia, Goldmund, que un año después incorporó a Peabody: “Comenzamos sin nada. Éramos tres personas en una oficina alquilada y el único capital que teníamos eran los contactos que yo había acumulado en Daewoo y en mis años trabajando en la industria”, relató para La Nación. Iniciando como importadores de productos de China y Corea del sur, ninguna de las varias crisis atravesadas por la Argentina parecía detenerlo.
Pero en el 2013 una inundación casi terminó con su sueño. Luego de tener que rescatar él mismo sus productos en una lancha, y asumiendo las terribles perdidas, apostó con lo que le quedaba a lanzar productos nuevos al mercado y a incorporar diseños innovadores. Esa fue la llave que lo sacó a flote.Hoy Goldmund factura $4000 millones y cuenta con cuatro divisiones de negocios: calefacción; ventiladores y aire acondicionado; pequeños electrodomésticos y línea blanca
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