El EXO-CD24, desarrollado por el Centro Médico
Sourasky en Tel Aviv, ya ha completado dos fases de ensayos sin registrar
efectos secundarios relevantes.
A
pesar de que las vacunas contra
la COVID-19 están cumpliendo con su misión de prevenir los
diagnósticos graves y las muertes a causa de la
enfermedad, los expertos insisten en recordar que no son 100% efectivas, con lo
que sigue habiendo gente que corre peligro.
Por ello, la comunidad científica continúa trabajando en la elaboración de nuevos medicamentos que ayuden a esas personas
que ya se encuentran hospitalizadas con un estado de salud
delicado. Y hay buenas noticias al respecto, pues, según informa The Jerusalem Post,
el Centro Médico Sourasky, en Tel Aviv (Israel), ha desarrollado un fármaco llamado EXO-CD24, que ha logrado curar al 93% de los 90 pacientes
COVID que sufrían un cuadro grave de la enfermedad,
haciendo que recibieran el alta en no
más de cinco días.
Sin efectos secundarios significativos:
Así lo han revelado los resultados de la segunda fase de ensayos,
realizada en Atenas (Grecia) porque
Israel no tenía suficientes pacientes relevantes. Estos datos confirmaban los
obtenidos en la fase I, que se llevó a cabo en Israel el pasado invierno,
cuando 29 de los 30 infectados en condiciones moderadas o graves se
recuperaron de la enfermedad al cabo de pocos días. Además de su eficacia, el
fármaco ha demostrado también su seguridad. “El principal objetivo de este
estudio fue verificar que el medicamento es seguro.
Hasta la fecha, no hemos registrado ningún
efecto secundario significativo en ningún paciente de
ambos grupos”, asegura el profesor Nadir Arber.
Utiliza el mecanismo endógeno del
cuerpo:
Arber y su equipo científico desarrollaron este
medicamento a partir de la molécula de proteína
CD24, presente en el cuerpo humano, que ha sido estudiada por
el profesor durante 25 años. La acción de esta molécula resulta decisiva en
casos de contagiados empiezan a sufrir un deterioro
clínico, lo que viene dado por la sobreactivación del sistema inmunológico,
conocida como tormenta de citoquinas que,
en el caso del coronavirus, ataca las células sanas en los pulmones e incluso
puede conducir a la muerte. “Este es exactamente el problema al que se dirigen
nuestros medicamentos”, asegura el experto.
En estas situaciones, la CD24 se ajusta a las
membranas celulares y regula el mecanismo responsable de activar la tormenta de
citocinas, entre otras funciones. Arber insistió en su medicamento no afecta al sistema inmune en
su conjunto, sino solo a dicho mecanismo, ayudándole a
restablecer su equilibrio: “Estamos equilibrando la parte
responsable de las tormentas de citoquinas, utilizando el mecanismo endógeno del cuerpo,
es decir, las herramientas que ofrece el propio cuerpo”.
Mientras, el equipo prepara ya la tercera
fase de ensayos para corroborar los resultados
actuales: “Por muy prometedores que puedan ser los hallazgos de las primeras
fases de un tratamiento, nadie puede
estar seguro de nada hasta que los resultados se comparen con los de los
pacientes que reciben un placebo”. Así, está previsto que, de los 155
participantes estimados, dos tercios
reciban el medicamento, mientras que al resto se
les inocule un placebo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario