Por todos es sabido que el
consumo de alcohol, en cantidades moderadas o no, es perjudicial para la salud.
A pesar de lo que ciertos estudios puedan
asegurar.
La realidad es que el
consumo de alcohol se ha demostrado como agente causante en mayor o menor
medida de problemas cardiovasculares, trastornos neurológicos, problemas en
hígado y páncreas, e incluso cáncer.
¿Entonces a qué se debe que
esta sustancia, claramente dañina y adictiva, se consuma de forma global? ¿A
qué se debe la cultura que se ha generado en torno al consumo de bebidas
alcohólicas? ¿Es imposible renunciar completamente a su consumo?
Todos los días escuchamos
cosas como “una copita de vino con la comida es buena para la salud” o “en el
medievo todos bebían alcohol porque beber agua equivalía a coger enfermedades y
morir”. Ambas son mala ciencia. Un bulo. Pero es un bulo fuertemente arraigado
en la sociedad.
El alcohol se ha convertido
en parte indispensable de ciertos ritos sociales que tenemos arraigados. Por
ejemplo: una celebración no es una celebración sin alcohol. E incluso hay quien
se ofenderá si no nos tomamos una copa a su salud en su cumpleaños o su boda.
Así pues, el alcohol se ha
convertido en una herramienta de socialización indispensable. Un motor de
desinhibición que nos ayuda a hacer amigos, encontrar pareja o cerrar acuerdos
comerciales. ¿Teniendo esto en cuenta cómo vamos a retirarlo de nuestras vidas?
Aunque existen movimientos
“sober curious” que pretenden dar la espalda al alcohol y crear espacios libres
de él. Es cierto que a día de hoy son meramente un experimento llevado a cabo
en las grandes ciudades estadounidenses y están muy lejos de acercarse a
nuestra cultura mediterránea, donde el vino con la comida, la cerveza con el
partido de fútbol o el café con una “chispita” son casi una religión.
Pues bien, resulta que
existen numerosos experimentos que muestran que si la persona cree que está
bebiendo alcohol se comporta de manera diferente. Se comporta de acuerdo a cómo
cree que ha de comportarse una persona alcoholizada. Esto no sólo involucra la
desinhibición de la que hablábamos antes, sino también comportamientos
violentos. Especialmente entre los varones.
Estos experimentos se
llevan a cabo tomando muestras de población que incluyen hombres y mujeres y
haciendo que consuman alcohol o un placebo sin ellos saberlo. Los datos que
arrojan es que al beber no únicamente se busca la borrachera (algo muy habitual
entre los jóvenes españoles cada fin de semana), sino una justificación para
poder comportarnos de una manera que no podríamos justificar de otra manera,
incluso aunque esos comportamientos no tengan nada de malo.
Lo que es seguro es que
este tipo de contratos sociales que involucran el consumo de alcohol son la
punta de lanza con la que se inicia su consumo y que, en ocasiones, desembocan
en problemas de adicción. Obviamente no se puede acabar con una lacra social
milenaria como esta en poco tiempo. Sin embargo en Sinadic sí podemos tratar a
aquellas personas que, por el motivo que sea, han acabado inmersos en un
problema de adicción al alcohol.
Nuestros tratamientos
personalizados harán que el adicto se percate de cuál es el motivo de su
adicción y así pueda ponerle solución. No evitaremos que la sociedad te siga
animando a consumir, pero podemos ayudarte a darte cuenta de que no lo
necesitas.
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