miércoles, 13 de octubre de 2021

El VATICANO: “Cristianos y Ortodoxos deben caminar juntos como hermanos y hermanas cristianas, paso a paso en el camino de la unidad”.

 

Con motivo del 30 aniversario de la institución de la Administración Apostólica para los católicos de rito latino en Rusia, el Papa Francisco envió un mensaje difundido este domingo 10 de octubre en el que animó a los miembros de esta comunidad a “continuar caminando junto a los hermanos y hermanas cristianas, paso a paso en el camino de la unidad”.



Para avanzar en dicho camino, invitó a “profundizar en el conocimiento recíproco”, “rezando por todos y sirviendo a aquellos con los que compartimos la misma humanidad que Jesús unió a sí mismo de modo inseparable”.

De ese modo, “nos descubrimos hermanos y hermanas en una peregrinación común hacia la meta de la comunión que Dios nos indica en cada celebración eucarística”.

El Santo Padre hizo un llamado a permanecer “unidos en Cristo”, y pidió que “el Espíritu Santo, infundido en nuestros corazones, nos haga sentirnos hijos del Padre, hermanos y hermanas entre nosotros y con todos”.

El Obispo de Roma invitó a los católicos de rito latino de Rusia que consideren este 30 aniversario como “el momento para hacer memoria, con humildad y agradecimiento, del bien recibido del Señor y de tantos hermanos y hermanas que, como verdaderos santos de la puerta de al lado, os han sostenido en el camino”.

“Y es también la ocasión propicia para proponerse, con la ayuda de la gracia, de crecer según el Evangelios, aspirando a ser una comunidad cada vez más dócil a la Palabra de Dios, animada por la esperanza y sostenida por la fuerza consoladore del Espíritu”.

De esa forma podrán ser una comunidad “abierta en obediencia del supremo mandamiento del amor, en el encuentro y en la solidaridad con todos, de forma especial con los hermanos y hermanas de la Iglesia Ortodoxa”.

Señaló el Papa Francisco que “la autoconsciencia eclesial tiene constantemente necesidad de momentos fuertes, como este que estáis viviendo, para renovarse y purificarse, en particular para rechazar, con la ayuda de Dios, toda tentación de autorreferencialidad y de autocelebración, para adherirse mejor a los mismos sentimientos presentes en Jesucristo”.

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