En ocasiones nos deshacemos de algunos alimentos que llevan mucho tiempo en la despensa sin saber que es probable que estemos ante productos que no caducan nunca. Ante la duda, sin embargo, lo mejor es “respetar siempre la fecha de caducidad que figura en el etiquetado para no correr ningún tipo de riesgo. Estos son algunos de los alimentos que podemos almacenar durante largo tiempo, siempre que se conserven debidamente, sin temor a que se echen a perder.
Sal: La lógica nos dice que si hay un producto en la despensa
que podemos comprar al por mayor sin que se estropee ese es,
por encima de todos, la sal. “Es el conservante natural por excelencia, el que
se ha usado toda la vida antes de que existiesen los métodos de conservación
que tenemos ahora, en salmueras o salazones”, explica Pérez.
Por su parte, el nutricionista de Medicadiet, Álvaro Sánchez, recuerda que es fácil superar el
consumo máximo de sal recomendado al día, que es de
Chocolate negro: Siempre que se mantenga en un lugar
fresco y seco y no se someta a oscilaciones térmicas que
podrían dañar su composición, el chocolate negro no caducará. Pérez recomienda
“consumirlo siempre a partir de un 82% de cacao”. Pese a que no es
conveniente abusar de su consumo, la coach nutricional Susana
León explica que “una onza al día puede ser incluso
beneficiosa gracias a los flavonoides, que tienen un efecto cardioprotector”.
La nutricionista recuerda no superar una onza diaria, “porque aunque el
chocolate sea negro también contiene grasas y azúcares” y señala que, si nos
ceñimos a estas cantidades, “nos pone de muy buen humor, ya que liberamos
serotonina al consumirlo”.
Azúcar: Si se mantiene alejado de la
humedad, el azúcar no caduca, aunque Sánchez insiste en que su
consumo no es nada recomendable e insta a “ir acostumbrando progresivamente al
paladar al sabor de los alimentos sin endulzar”. Para ello recomienda evitar también
los productos edulcorados y reducir progresivamente la
cantidad de azúcar que añadimos a determinadas comidas (yogures, cafés,
infusiones…) hasta que el paladar se vaya acostumbrando a su sabor original.
Especias: Si bien son poco perecederas,
siempre que se conserven debidamente en tarritos de cristal cerrados
herméticamente, no conviene conservar especias durante
demasiado tiempo ya que “lo que sí ocurre es que van perdiendo su aroma y su
sabor”.
Café: “Si el café recién molido
viene en bolsas totalmente opacas, por algo será”, explica Pérez, que
recomienda almacenarlo siempre, ya sea molido o en grano, lejos de
la luz y la humedad. La nutricionista recuerda que el café no
debe guardarse nunca en la nevera, ya que pierde su aroma.
Vinagre: Como ocurre con la sal, el vinagre es
un conservante natural que podemos guardar durante largo
tiempo sin miedo a que se eche a perder. En el caso de que tengamos alguna
duda, siempre podemos descartar su uso culinario y utilizarlo para limpiar, pues es un
potente desinfectante. Otro producto de características
similares al vinagre, que si bien sí que caduca tiene una vida muy larga, es la salsa de soja,
cuya fechas de caducidad suelen rondar los tres años siempre que se conserve
debidamente.
Legumbres: Si bien es cierto que no se
van a echar a perder, las legumbres pueden acabar endureciéndose con
el paso del tiempo, lo que nos obligaría a someterlas a cocciones más largas,
de manera que Pérez no recomienda almacenarlas en la despensa. “Lo mejor que
podemos hacer si nos gusta consumir legumbres a menudo es poner a
cocer una buena cantidad, escurrirlas convenientemente y
congelarlas para ir incorporándolas progresivamente a los diferentes guisos”.
De hecho, las legumbres son tan versátiles como
recomendables, pues no solo funcionan en ensaladas o guisos de cuchara, sino
también en
patés o hummus. León, por su parte, recomienda combinarlas en
la medida de lo posible con alimentos que contengan vitamina C, “ya que esta
vitamina favorece la absorción del hierro presente en las legumbres”.
Arroz y pasta: Siempre que se conserven en tarros de
cristal bien cerrados, el arroz y la pasta no caducarán.
Es importante mantenerlos en un lugar fresco y seco, alejados de la humedad y
sin cambios sustanciales de temperatura.
Aceite de oliva: Podemos conservarlo hasta
dos o tres años, aunque es importante tener en cuenta que
“probablemente pierda aroma y densidad, aunque nunca nutrientes”, explica
Pérez. Así pues, aunque sus propiedades nutricionales se mantengan intactas,
las organolépticas, como ocurre con las especias, se ven
deterioradas por el paso del tiempo, de manera que
conviene no conservarlo durante un tiempo muy prolongado en la despensa, ni
siquiera si es fresca y alejada de la humedad.
Miel: Su alto
contenido en azúcar ocasiona que los
microbios y bacterias no proliferen, se recomienda su uso ocasional como endulzante
en sustitución de “cualquier edulcorante que no sea stevia pura y, por
supuesto, de azúcar tanto refinado como moreno”. Si optamos por una miel de
calidad, “que no contenga agua y azúcares como es el caso de muchas de
producción industrial”, la miel puede ser consumida en cantidades muy moderadas, aunque los nutricionistas insisten, como en el caso del
azúcar, en que “lo ideal es tratar de acostumbrarnos progresivamente al sabor
natural de los alimentos”.
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