En el
día en que la Iglesia celebra la fiesta de San Francisco de Sales, 24 de enero,
la Oficina de Prensa del Vaticano publicó el mensaje del Papa Francisco para la
56° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en el que el Santo Padre
pide “escuchar con
los oídos del corazón” para hacer más humana la
comunicación.
En el texto que el Papa
Francisco ha escrito para la jornada que se celebrará el próximo 29 de mayo, el
Santo Padre recuerda que todo ser humano tiene un deseo profundo de ser escuchado,
algo que “a menudo permanece escondido, pero que interpela a todos los que
están llamados a ser educadores o formadores, o que desempeñen un papel de
comunicador: los padres y los profesores, los pastores y los agentes de
pastoral, los trabajadores de la información y cuantos prestan un servicio
social o político”.
El Papa resalta que en el
diálogo con el Creador, la iniciativa es del Señor. “La escucha corresponde al estilo humilde de Dios.
Es aquella acción que permite a Dios revelarse como Aquel que, hablando, crea
al hombre a su imagen, y, escuchando, lo reconoce como su interlocutor”.
“Dios ama al hombre: por
eso le dirige la Palabra, por eso ‘inclina el oído’ para escucharlo. El hombre,
por el contrario, tiende a huir de la relación, a volver la espalda y “cerrar
los oídos” para no tener que escuchar”. Tras advertir que “el negarse a
escuchar termina a menudo por convertirse en agresividad hacia el otro”, el
Papa Francisco resalta que “la
escucha, en el fondo, es una dimensión del amor”.
“Todos tenemos oídos, pero
muchas veces incluso quien tiene un oído perfecto no consigue escuchar a los
demás. Existe realmente una sordera interior peor que la sordera física. La
escucha, en efecto, no tiene que ver solamente con el sentido del oído, sino
con toda la persona. La verdadera sede de la escucha es el corazón”, prosigue.
Luego de precisar que la
“primera escucha que hay que redescubrir cuando se busca una comunicación
verdadera es la escucha de sí mismo”, el Pontífice advierte de un uso
inapropiado del oído.
“Mucha desconfianza acumulada precedentemente hacia la
‘información oficial’ ha causado una ‘infodemia’, dentro de la cual es cada vez más difícil hacer creíble y
transparente el mundo de la información”. Por ello, “es preciso disponer
el oído y escuchar en profundidad, especialmente el malestar social acrecentado
por la disminución o el cese de muchas actividades económicas”.
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