domingo, 6 de febrero de 2022

Hoy recordamos a la poetisa ALFONSINA STORNI, en el mes de los enamorados.

 Hoy me mira la luna blanca y desmesurada. Es la misma de anoche, la misma de mañana-

-¿Qué mundos tengo dentro del alma que hace tiempo vengo pidiendo medios para volar?"

 


 

Fue la tercera hija de Alfonso Storni y Paulina Martignoni. A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina. El primer lugar donde residió fue la ciudad de San Juan, posteriormente vivió en Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y Mar del Plata.



Paulina, su madre, abrió una escuela domiciliaria para mantener a una familia numerosa. Abrieron también el «Café Suizo», cerca de la estación de tren, aunque no funcionó. Alfonsina lavaba platos y atendía las mesas, con diez años. También trabajó en una fábrica para ayudar en casa. Cuando tenía catorce años, murió su padre.

Siendo una adolescente ingresó en una compañía de teatro y recorrió diversas provincias actuando en algunas obras. Al regresar reanudó sus estudios.



Maestra

Trabajó como maestra de escuela y también dio clases de arte dramático. Al poco tiempo del nacimiento de su hijo Alejandro, trabajó en el comercio, hasta que el Consejo Nacional de Educación le otorgó un nombramiento. Desde entonces se dividió entre la enseñanza y las cátedras de declamación en el Teatro Infantil Municipal Labardén y en el Conservatorio Nacional, donde se desempeñó hasta sus últimos días.



Enfermedad:

En 1935 se le diagnostica un tumor del que fue operada, aunque el cáncer continuó y pasó por períodos depresivos tras el suicidio de amigos como Horacio QuirogaLeopoldo Lugones o Egle Quiroga.

En octubre de 1938 viajó a Mar del Plata. Le envió dos cartas a su hijo y un Poema de despedida al diario "La Nación".
Acabó con su vida suicidándose en la playa de la Perla en el mar de Plata el 25 de octubre de 1938.

Alfonsina es una autora de referencia para el feminismo. Dedicó su vida a la defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad de género.

 

Su poesía:

FRENTE AL MAR

OH MAR, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
"Piedad, piedad para el que más ofenda".

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

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