Desde el INTA destacan los beneficios de esta
técnica ancestral de preservación de alimentos que mejora el aporte
nutricional, incrementa la inocuidad y modifica las características
organolépticas de los alimentos.
Las
plantas representan la fuente más importante de alimento para la humanidad,
pero, aun así, se estima que la ingesta de vegetales es inferior a las
proporciones recomendadas. Frente a este contexto, especialistas del INTA
destacan los beneficios que posee la técnica de fermentación por su aporte
al equilibrio y variedad nutrimental de la dieta y a la conservación de
materias primas.
Jesica Blajman, especialista del
Instituto de Investigación de la Cadena Láctea (IDICAL) - INTA/CONICET -,
explicó que "la fermentación es un proceso biológico simple y atractivo
para biotransformar positivamente las materias primas". Si bien es
considerada una técnica ancestral, su gran potencial es una de las razones por
las cuales su preparación y consumo se mantiene hasta nuestros días.
"Las ventajas de esta técnica
tienen que ver con la extensión de la vida útil de los vegetales, el
mejoramiento nutricional, la mayor inocuidad y la producción de compuestos bioactivos",
explicó Blajman.
La fermentación implica simplicidad en
su preparación, es un proceso económico, da lugar a la valorización de
subproductos de la industria agroalimentaria y es energéticamente compatible
con el desarrollo sustentable. Además, genera una modificación de las
propiedades organolépticas, es decir, produce cambios en el sabor, aroma y
textura, lo que hace que estos productos sean en general más apetitosos y
digeribles.
"Las hortalizas y las legumbres
aportan a la dieta diferentes vitaminas, minerales, fibras y fitoquímicos como
polifenoles y péptidos bioactivos, indispensables para el adecuado
funcionamiento del organismo", expresó la investigadora. Sin
embargo, su naturaleza extremadamente perecedera condiciona su vida útil debido
al rápido deterioro microbiano, por lo que se suele recurrir a métodos
de conservación físicos y químicos, aunque algunos pueden afectar las
características del alimento.
"De esta manera, la fermentación
emerge como una técnica alternativa de preservación biológica que modifica
favorablemente los alimentos debido a sus múltiples ventajas", explicó
la especialista, y agregó que esta "implica el crecimiento y la actividad
de microorganismos a expensas de los nutrientes presentes en la matriz
alimentaria, con la producción de metabolitos que inhiben el desarrollo de
potenciales patógenos y deteriorantes".
Entonces, diversos microorganismos, pero
principalmente las bacterias ácido lácticas (BAL), metabolizan los azúcares
disponibles y los convierten en ácidos orgánicos. Además de biotransformar los
componentes de los vegetales, las BAL que llevan adelante la fermentación
pueden producir metabolitos secundarios con efectos positivos en la salud, como
ácidos grasos, vitaminas, oligo y polisacáridos, explicó Blajman.
Finalmente, "estos microorganismos
fermentadores pueden ser potenciales probióticos, ofreciendo una alternativa a
los productos probióticos de base láctea", agregó la investigadora.
Para
lograr una fermentación adecuada, los vegetales son tratados de acuerdo a su
naturaleza y al producto final deseado. Luego de la etapa de lavado y cortado,
estos se colocan en recipientes apropiados con medio salino. El salado se puede
realizar añadiendo la sal en forma sólida, o en forma de salmuera.
Los recipientes se llenan y cierran
herméticamente, de manera tal que el material vegetal quede completamente
sumergido, para favorecer la ausencia de oxígeno. La disponibilidad de
nutrientes, la concentración de sal, la anaerobiosis y la temperatura - ideal
de
Jesica Blajman explicó que "existen
muchas variaciones de un vegetal a otro al momento de llevar a cabo este
proceso". En este sentido, agregó: "Por ejemplo, las legumbres
requieren blanqueado, las aceitunas un tratamiento alcalino, las zanahorias y
remolachas un pelado previo, mientras que la concentración de sal también puede
diferir".
Si bien la fermentación puede tener
lugar espontáneamente por la microbiota naturalmente presente en el vegetal,
también puede inducirse y estandarizarse mediante el empleo de cultivos
iniciadores basados en BAL previamente seleccionadas, aportando consistencia y
fiabilidad al proceso como también mayores beneficios nutricionales y
económicos.
Actualmente, la mayoría recurre a la
fermentación espontánea reinoculando la salmuera madre o masa madre ácida para
favorecer la selección de las BAL mejor adaptadas. Es decir, "se basa en
la fermentación espontánea debido a la carga microbiana que lleva el
producto", sintetizó Jesica Blajman.
"Es importante llevar a cabo la
fermentación en condiciones controladas, incluido el envasado del
alimento", enfatizó la especialista, y remarcó: "No debemos perder de
vista la necesidad de garantizar la inocuidad del producto, prestando especial
atención a las características del alimento como su sabor, olor y
aspecto".
Fuente: INTA
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