Una
investigadora de la FAUBA desarrolló para esa región el primer modelo que
analiza en profundidad la propagación de esta enfermedad, considerando la
población humana, la de roedores y sus interacciones. El hantavirus (VH) es una
enfermedad viral, infecciosa, global, causada por el virus que lleva el mismo
nombre.
Para
que los humanos nos infectemos es necesario que entremos en contacto con una
especie animal, generalmente silvestre, que funcione de reservorio natural del
virus. En América, la infección en humanos ocurre como brotes epidémicos
localizados, con tasas de mortalidad de hasta el 47%.
Mientras
tanto, en la Argentina tenemos en circulación 11 de las 40 cepas de este virus
en el continente. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA)
elaboró un modelo para la Región Andino Patagónica que permite entender
detalladamente la dinámica de la infección por VH en humanos. Ante la
inexistencia de una vacuna, ¿qué podemos hacer para prevenirlo?
"El panorama del hantavirus en
América es más complejo que el de Europa o el de Asia, donde se inició la
enfermedad en la década de 1930", señaló en su tesis de maestría Karina
Hodara, reciente egresada de la Escuela para Graduados de la FAUBA. Y agregó
que "en América hay 40 cepas virales distintas en circulación, de las
cuales 11 están continuamente circulando en la Argentina, distribuidas en
cuatro regiones endémicas bien definidas. De nuestras once cepas, hasta ahora 9
se asociaron a la enfermedad en humanos".
"Estudié el hantavirus en la Región
Andino Patagónica porque la cepa viral que circula ahí -el virus Andes- es la
única en el mundo que se transmite de persona a persona, y porque es la cepa
que produce la mayor tasa de mortalidad para los humanos en la Argentina.
Además, en esa región ocurrieron dos brotes epidémicos significativos: el de El
Bolsón, en 1996, y el de Epuyén, en 2018", comentó Karina, quien también es
docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de
la FAUBA.
"La idea de mi trabajo fue
desarrollar un modelo matemático-epidemiológico lo más completo y realista
posible para entender cómo se transmite el hantavirus en la población humana.
Por eso, para alcanzar ese detalle tuve en cuenta todos los procesos propios de
las relaciones entre las poblaciones de humanos y las del roedor Oligoryzomys
longicaudatus -conocido popularmente como ?colilargo'-, que es el reservorio
natural del virus Andes. Además, consideré las posibles relaciones entre
poblaciones. Esta es la diferencia fundamental con otros modelos", explicó
la docente.
Hodara partió de una búsqueda
bibliográfica exhaustiva en la que descubrió que en el mundo existen muy pocos
modelos desarrollados para el VH, y que ninguno de ellos incluye ni las cuatro
etapas clínicas de la enfermedad en las personas ni la interacción con los dos
posibles estados en la población de roedores: susceptibles e infectados. El
modelo incluyó 27 procesos y logró estimar 30 parámetros poblacionales,
incluyendo -tanto para humanos como para ratones- las tasas de natalidad y
mortalidad, y las tasas de inmigración y emigración, entre muchas otras.
Un modelo, varios aprendizajes
"Puedo destacar tres resultados
relevantes de mi tesis. El primero es haber desarrollado el modelo en sí, y con
el grado de detalle que mencioné antes. En este sentido, incluir las tasas
migratorias fue fundamental para entender por qué la endemia persiste en la
región, lo que se debe a que la cantidad de individuos infectados -tanto
ratones como humanos- que ingresa a la región es mayor que la cantidad que
emigra".
"Otra virtud de este modelo es que
es totalmente extrapolable a cualquier cepa viral que circule en cualquier
región endémica del continente americano. Obviamente, para cada área en
particular será necesario estimar los diferentes parámetros y variables del
modelo, según corresponda".
Para la investigadora, el tercer
resultado -pero no el menos importante-, es que en la Región Andino Patagónica,
para que una persona adquiera el VH desde un roedor es necesario que entre en
contacto con al menos 26 roedores infectados. Por otra parte, para que un
roedor se infecte desde otro roedor es necesario que se contacte con al menos
12 roedores infectados.
En este marco, Karina Hodara se refirió
a las enfermedades emergentes, el cambio global y la dinámica mundial de
transmisión de VH. "Por un lado, en muchas ocasiones, los reservorios
animales se ven favorecidos por los impactos del clima, como lo muestra un reciente
trabajo en la revista Nature. Por otro lado, el aumento de la
población mundial humana nos lleva a invadir permanentemente ambientes
naturales para establecernos, o a perturbarlos para sacar un rédito económico,
y eso aumenta las chances de entrar en contacto con estos animales silvestres
que hacen de reservorio del virus, portándolo de manera asintomática".
Recomendaciones sanitarias
Hasta el momento, la Argentina no posee
una vacuna contra el VH. Por eso, las recomendaciones se basan en prevenir, manteniendo el orden y la
limpieza de las áreas domiciliarias y peri-domiciliarias de
las viviendas peri-urbanas y rurales. "Sobre todo, hay que cortar el pasto
con frecuencia y no dejar desparramados elementos que funcionen como refugio de
roedores, como neumáticos viejos, chapas o recipientes plásticos. También hay
que intentar hermetizar los marcos de puertas y ventanas para evitar que entren
y salgan roedores a la vivienda. Y principalmente, dejar las leñeras o armar el
cúmulo de leña lo más alejado de la vivienda en sí", señaló Hodara.
Puntualmente para la región endémica del
sur Andino Patagónico, la docente indicó que otra recomendación es detectar
temprano señales ambientales como la floración masiva de la caña colihue, muy
abundante en esa zona. "Si bien no hay una relación perfecta entre
floración y brote endémico en la población de humanos, hay que tenerla en
cuenta porque implica una producción masiva de semillas. Siendo los roedores
granívoros por excelencia, con tanto alimento disponible, sus poblaciones
?explotan' en número de individuos, y esto aumenta la probabilidad de contactos
roedor infectado-roedor sano y roedor infectado-humano sano".
Por último, Karina relacionó su trabajo
con las áreas y disciplinas dentro de las cuales desarrolla su investigación
científica y la docencia. "Como parte de mi tesis, me encantó mostrar el
costado epidemiológico-social de los roedores. Yo siempre los había estudiado
desde un lugar biológico y ecológico. Lo que me gusta de investigar y enseñar
en agronomía es que siempre puedo hacer algún aporte a la sociedad, ya sea
comunicando experiencias en investigación o, por ejemplo, desarrollando el
modelo que les acabo de contar", concluyó.
Fuente: Sobre la Tierra
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