Cuando el clima o la economía no acompañan, el desafío de
una “agricultura siempre verde” se puede complicar. En la Agenda Aapresid, se
escucharon casos de planteos a medida de cada realidad zonal.
Del
10 al 12 de agosto, la Asociación Argentina de
Productores en Siembra Directa (Aapresid) organiza su 30° congreso anual,
que este año se realiza bajo el lema “A suelo abierto”, y con la premisa de
seguir alimentando su apuesta por una “Agricultura
Siempre Verde”.
Como una
suerte de previa de algunos de los temas que se debatirán en ese encuentro, en
el marco del ciclo Agenda Aapresid, en la última semana uno de los ejes temáticos fueron los beneficios de la diversidad e
intensidad de las rotaciones de cultivos.
En ese sentido, participaron productores referentes de
distintas regiones agrícolas de Argentina, quienes contaron cómo
adaptan planteos diversificados a la medida de cada realidad productiva. Jorge Mazzieri, productor Aapresid de Justiniano Posse, explicó que el agua es el factor más limitante para definir el grado de
intensificación en esta parte de la zona núcleo.
“Cuantificar la disponibilidad hídrica en el primer metro de suelo es el
primer paso para diseñar la secuencia más adecuada y su manejo.
En el caso de cultivos de servicios (CS), la disponibilidad de agua determinará
cuál es el mejor momento para cortar el ciclo y cuidar el balance hídrico”,
puntualizó.
En tanto,
cuando la oferta hídrica permite apostar a trigo, “las variables a ajustar
son calidad de siembra y eficiencia del uso del nitrógeno”,
sumó Lucas Grajales, productor Aapresid de Rosario. Para lo último, usa rolo
triturador de rastrojo e incorpora la urea previa siembra del cereal.
En línea con
los costos de producción actuales del trigo, los productores coincidieron en
que no hay sustentabilidad sin rentabilidad. Sin embargo, aseguraron que el mayor problema para diversificar no son los costos de los insumos
sino “el valor y el ‘cortoplacismo’ de los alquileres”.
Asimismo,
mencionaron que la variable “agua” es
aún más determinante cuando uno se aleja de la zona núcleo. Más
hacia el sur cordobés, con suelos arenosos y menores lluvias, David “Bachi”
Roggero, productor de Laboulaye y Presidente de Aapresid, dijo que aplica un
manejo de “relojería suiza” para incluir con buenos resultados CS de centeno. “Hacemos siembra aérea de centeno sobre maíz, con secado alrededor de
antesis”, sintetizó.
Como
en el resto del país, en la zona reina la producción en campo alquilado. En
lotes 100% agrícolas, la planificación de las rotaciones está condicionada por la rentabilidad, incidencia de principales enfermedades, malezas
difíciles y necesidades de fertilización, explicaron Gabriel
Sandin y José Luzuriaga, productores Aapresid de Mar del Plata.
Si bien trigo
y cebada pisan fuerte, la zona es privilegiada ambientalmente para abrir el
abanico. Una secuencia típica es trigo o cebada/soja
de 2º- maíz- girasol, que pueden ir seguidos de verdeos o pasturas de alfalfa con festuca en campos de loma,
o de agropiro, festuca, lotus o tréboles en lotes más marginales.
Pero Sandin y
Luzuruiaga invitaron a planteos más intensos con colza/soja de 2º,
trigo/soja de 2º, cebada/soja de 2º, lo que suma seis cultivos en tres años. Con el tiempo se han ido
sumando los CS, a los que se suele dar un uso mixto.
Para
conciliar el cuidado del suelo con la producción de carne, Luzuriaga recomendó “pastorear el 50% de la disponibilidad inmediata del CS con
baja carga y sólo durante momentos donde no haya exceso hídrico”.
Los
productores aseguran que, para seguir rotando en años difíciles, la clave está en la tecnificación: “Hoy hay
herramientas para ganar eficiencia, desde la agricultura por ambientes hasta
las aplicaciones selectivas.
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