miércoles, 22 de junio de 2022

ENCARCELADO por revelar las ATROCIDADES contra seres humanos de EE.UU. entre otros. ¿Y LA JUSTICIA y la DEMOCRACIA?

 

Después de una lucha de años (que incluyó un largo asilo en la embajada de Ecuador en Londres y una abierta traición de su ex presidente Lenin Moreno) la ¿justicia? británica ha habilitado la extradición de Julián Assange, el creador de la célebre Wiki Leaks, quien tendrá apenas quince días para apelar una sentencia que lo llevará de por vida a una muy estricta cárcel de los Estado Unidos.



 

Su delito es conocido en todo el mundo: en su condición de periodista haber dado a conocer centenares de miles de documentos oficiales (del gobierno norteamericano), muchos de los cuales prueban las atrocidades cometidas por las tropas americanas en las guerras que desatara su país, especialmente en Irak y Afganistán. Por arte de magia y conveniencia el establishment yanqui convirtió aquello que surgiera de investigaciones periodísticas en tareas de espionaje y reclamó por parte de su gobierno una justicia muy parecida a la venganza. Las investigaciones por parte de organismos y sectores que apoyan al periodista pusieron al descubierto que entre las posibilidades consideradas por el gobierno de los EE.UU. estaba la del asesinato.



La autorización para extraditar a este hombre destruido por la injusticia y el aislamiento pasible, según dicen las pericias, de un suicidio cercano, demuestra al menos dos cosas; en principio destruye el mito de la inalterable justicia británica, tenida como ejemplo por la mayoría de los países occidentales. En segundo lugar expone, sin ninguna duda, la condición de las llamadas "democracias occidentales" como furgón de cola de los Estados Unidos en toda acción que el país del norte estime como vital a sus intereses. Esa condición, que ya se había evidenciado en la guerra de Ucrania, queda refrendada por este hecho, menor aunque más significativo.

 

Lo tremendo del caso es que las investigaciones de Assange también habían evidenciado el espionaje norteamericano a otros países aliados (ante alguno de los cuales se disculpó, caso de Alemania) pero ninguno de ellos llevó los posibles reclamos al nivel estadounidense. Es que los informes de Assange hacen literalmente trizas el presunto ejercicio de los derechos humanos por las tropas, y esto sin distinción sobre, sexo, condición y edad de los afectados. Al defender sus informaciones el mismo Assange fue claro y elocuente: pidió a quienes accedieron a los documentos que, buscador mediante, se refirieran a la palabra "amputaciones", que con su cantidad y condición trascenderían el horror que denunciaban.

De que semejante prueba era real lo demuestra el hecho que ni siquiera los grandes medios informativos del mundo, diarios especialmente, pudieron ignorar el tema y rebatir las razones de Assange.

 

Con increíble hipocresía, a contramano del movimiento mundial en pro del periodista y sabiendo que su destino podría ser una cárcel y un tratamiento capaz de volverlo loco, el ministerio del Interior británico ha dicho que "Tampoco que la extradición sea incompatible con sus derechos humanos, como el derecho a un juicio justo y a la libertad de expresión, y que mientras esté en Estados Unidos vaya a ser tratado de manera apropiada, como en lo referido a su salud".

 

Quienes analizan el suceso señalan que no se precisa una gran lucidez para compartir el criterio de tantísimas personas, sintetizado en que lo acaecido es "un suceso negro para la libertad de prensa y un mensaje escalofriante a los periodistas de todo el mundo"

 

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