Por la suba en
los costos de producción, sobre todo en soja y maíz, la rentabilidad y la
sostenibilidad productiva de los pequeños y medianos productores se ha visto
comprometida, según un informe del INTA. En un escenario de fuerte presión sobre el precio
de los alimentos, la carne de cerdo registró aumentos por debajo de la
inflación en el primer semestre del año.
De
acuerdo a un relevamiento del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), el precio promedio de
venta al publicó aumentó entre un 12,6% en y un 15%. En el informe, la entidad remarcó que el eslabón
primario recibió muy poco de ese incremento. En este punto, sostuvieron que su
rentabilidad se vio afectada por el desbalance entre el aumento de precio de maíz y soja -que representan 70 % de los costos
productivos- y la cotización del cerdo en pie.
“Esto puso en jaque la rentabilidad de sus granjas y la sostenibilidad
productiva, en especial de los pequeños y medianos productores
que representan más del 90 % de las granjas productoras de cerdos del país”,
advirtieron.
LAS
IMPORTACIONES NO PARAN DE CRECER
A estas
variables, se debe añadir el fuerte
incremento de las importaciones, que de acuerdo al
organismo aumentaron un 86% en 2021 y un 64% en los primeros cinco meses de
este año. En la vereda opuesta, las exportaciones se
desplomaron y en el primer semestre del año no superaron
las 1.000 toneladas.
Los
establecimientos de pequeña y mediana escala son
los más afectados en este escenario. Según datos oficiales, en donde se coteja
la evolución de la cantidad de establecimientos, unidades productivas y stock
en los dos últimos años, cerraron un 8% de estas granjas.
Pese a estas
cifras, la carne porcina se
consolida como una alternativa de peso entre los consumidores argentinos. De
acuerdo al Ministerio de Agricultura, en mayo de 2022 mientras el consumo de
carnes aviar y vacuno no superó el 2% de crecimiento, la de cerdo ganó un 10%.
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