La testosterona es
la hormona
sexual más importante del hombre. Los testículos son los
responsables de la producción de esta hormona. Ayuda no solo a tener los
elementos diferenciadores masculinos como son el vello facial,
corporal o la masa muscular, sino que está implicada
en el deseo sexual o la salud ósea entre otros.
También colabora en la
regulación de la glucemia o del colesterol en sangre. Su
participación en el bienestar emocional de los hombres y en los problemas
de erección cuando sus niveles son más bajos es
característica. La repercusión no es solo sexual como
se tiende a pensar, sino que tiene consecuencias múltiples en el organismo.
Las cifras de testosterona van disminuyendo con la
edad en todos los hombres. Es
un proceso fisiológico ligado al envejecimiento (andropausia). El problema se
da si
esos niveles caen por debajo de las cifras consideradas como normales.
Con la edad, tener un deseo sexual más bajo y menos erecciones
entra dentro del proceso de envejecimiento normal.
Hay estudios que señalan que
casi un 40% de los hombres mayores de 45 años pueden tener niveles de
testosterona más bajos. La caída de la testosterona se inicia alrededor de
los 40 años y se produce a un ritmo del 1% anual, pero eso
no significa que vaya a tener los niveles por debajo de los límites
establecidos; por ello tener los niveles por debajo de los límites
normales no es normal y esta situación afecta a la calidad de vida y salud.
Dado
que los síntomas de hipogonadismo son difusos, la mayoría de los hombres no suelen mencionar los
mismos en consulta por lo que el número de
pacientes con bajos niveles es mucho mayor de lo que solemos diagnosticar.
Muchos hombres acuden a consulta porque no tienen deseo sexual o se encuentran
anímicamente más decaídos. En muchos casos, se asocian problemas de disfunción
eréctil, pérdida de energía o disminución de la fuerza.
Las mamas
dolorosas o el crecimiento de estas también pueden sugerir
bajos niveles de testosterona. La pérdida de
vello corporal y tener que afeitarse con menos frecuencia es otro signo.
La presencia
de sofocos puede ser otro signo indirecto de esta
situación.
La
producción de células rojas sanguíneas también está relacionada con este
déficit por lo que los bajos niveles de esta hormona pueden causar
anemia, depresión y dificultades de concentración.
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