La historia de por qué, a San Martín, lo custodian
7 granaderos. En 1826 regresaban a Buenos Aires, los últimos 76 granaderos de
la cruzada independentista. No los recibieron con loas ni nada.
Volvían
andrajosos, enfermos, tras 10 años de no ver a su familia ni su terruño.
Los
repartieron en diferentes reparticiones del ejército… así nomás, como si fueran
comunes soldados.
Rivadavia
días después de la llegada de éstos, decide DISOLVER el cuerpo de granaderos.
54
años más tarde, el 28 de mayo de 1880, llega al puerto de Bs. As. el vapor
Villarino. Traía los restos del Gral. San Martín a su morada final.
Por
entonces, tantas décadas después, solo quedaban SIETE GRANADEROS vivos. Y sin
ponerse de acuerdo, se visten con sus andrajosos uniformes, guardados con
cariño y respeto.
Marcharon
a caballo a recibir a San Martín. Lo acompañaron hasta su tumba y se quedaron,
en guardia, toda la noche. Don José había vuelto a la Patria.
Todos
lo vieron, todos supieron que eran ESOS granaderos. Al alba, dejaron su guardia
y no los volvieron a ver. Jamás supieron los nombres, jamás se los preguntaron.
Años
después, Roca, firma el decreto que crea al regimiento de Granaderos, con base
al mejor de caballería. Usando de parada, el uniforme diseñado por San Martín.
Pero,
Figueroa Alcorta es quien los nombra a los granaderos, como escolta
presidencial, y desde entonces, todas las mañanas, marchan SIETE granaderos,
desde casa rosada hasta la catedral.
Siete
granaderos, turnándose al cabo del día, en la guardia, para custodiar a don
José. Por eso son siete, y no un número mayor o par. Por los siete anónimos que
lo escoltaron y cuidaron en su primer noche.
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