viernes, 19 de agosto de 2022

LAS CREACIONES HUMANAS NO DEJAN DE ASOMBRARNOS: HOY CONOCEREMOS MAS DEL COLEGIO DE SAN GREGORIO DE VALLADOLID, 1488/2022-




El Colegio San Gregorio fue fundado, con Bula Papal de Inocencio VIII en 1487, por el dominico fray Alonso de Burgos, obispo de Córdoba, Cuenca y Palencia y confesor de los Reyes Católicos, como centro de estudios teológicos de la Orden dominica en un momento de profundas reformas políticas y espirituales en toda Europa, y aceptado como patronato real por Isabel la Católica en 1500, tras la muerte del fundador.




 

Adosado al convento de San Pablo, del que fray Alonso había sido prior, su fundación quedó condicionada a la cesión de la capilla del Crucifijo, unida al brazo de la Epístola de la iglesia dominica, para convertirla en su propia capilla funeraria, que después adquirió doble función al servir también como capilla para el colegio.





 

Las obras comenzaron en 1488 en un proceso desde dentro hacia fuera, siendo la fachada principal lo último en levantar. El que los escudos reales en las esquinas del Patio Grande todavía no presenten la granada hace pensar que esta parte estaría terminada antes de 1492.

 


Lamentablemente, se ha localizado muy poca documentación sobre su construcción, sin que se sepa fehacientemente quiénes fueron sus artífices. Parece que los primeros procederían de zona del norte de Francia, Bajo Rhin o Países Bajos y que después se fueron incorporando los más afamados canteros e imagineros que en ese momento estaban trabajando en Castilla, haciendo que el conjunto se conformara como un paradigmático ejemplo de las variadas tendencias de cantería castellana a fines del siglo XV, con Juan Guas y Juan de Talavera encargados de las trazas y construcción de la capilla funeraria de fray Alonso. 

 


Simón de Colonia contratado para la fachada de la iglesia de San Pablo, su retablo mayor, el sepulcro del fundador, después sustituido por otro encargado a Felipe Vigarny, sin que se conozcan las causas, y otras obras en el colegio, o Gil de Siloe y Diego de la Cruz como encargados del retablo de su capilla.

 


Durante la invasión francesa desapareció todo el amueblamiento, incluyendo el sepulcro de fray Alonso de burgos de Felipe Vigarny que ocupaba el centro y el retablo de Gil de Siloe.

 

El Patio Grande vertebraba las estancias más importantes del conjunto. Considerado una joya hispanoflamenca, se pone en relación con Juan Guas por sus similitudes con el palacio del Infantado de Guadalajara, aunque también se han localizado abundantes motivos que Bartolomé Solórzano, un artista activo por esa época en la zona, emplea en la cercana catedral de Palencia, sede del obispado de fray Alonso.

 


 

Es de planta cuadrada con dos pisos, el bajo con esbeltos pilares torsos, quizá una referencia salomónica en relación con un edificio como “templo de la sabiduría”, con capiteles de medias bolas y flores de lis sustentando arcos escarzanos, y el superior con una de las galerías más decorativas del periodo, con petriles calados de tracería gótica y arcos geminados plagados de guirnaldas y follaje entre los que aparecen niños jugando y en los que ya se aprecia la influencia renaciente, de medio punto y con una talla que va siendo más plana.

 

 

 

 


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