Especie amenazada, el cóndor andino es una de las mayores aves del planeta con
una envergadura que supera los tres metros de largo, más de un metro de estatura y 10 kilogramos de peso.
Las mañanas en el cañón son un
espectáculo que transforma los riscos en un tapiz de luces y sombras. Así, con
el favor de la Pachamama y un desayuno rico en
proteínas para cargar energía, me dirijo a conocer de frente al
guardián de la cordillera, un ser que, según la mitología inca, es el
responsable de elevar cada día el astro solar sobre los
cielos.
Con dos kilómetros y medio entre La
Granja del Colca y el punto más visitado en todas las rutas del cañón, decido
caminar por un sendero hasta la Cruz del Cóndor, un mirador donde cada mañana
se puede ver surcar los aires a una de las criaturas más
emblemáticas del país, a tan solo unos metros de distancia.
Sin embargo, al llegar al mirador aún es muy temprano y la temperatura no ha subido lo
suficiente como para ver algún ejemplar. Las mujeres cabana apenas comienzan a colocar
sus puestos de comida y artesanías en espera de los turistas, por lo que
continúo con mi caminata por los senderos para descubrir otro tipo de fauna
local como el colibrí gigante –de entre 20 y
Tras media hora bajo un sol ardiente que pasa inadvertido por
el frío viento de montaña (no olvides usar protector solar y manga larga o
terminarás tostado), una sombra que pasa veloz sobre mi
cabeza interrumpe el trance paisajístico en el que me encuentro, y entonces aparece
el primer cóndor andino de la mañana.
Uno tras otro, como auténticas aeronaves
emplumadas, los ejemplares de cóndor andino salen de entre
los desfiladeros a ritmo de torbellino y se elevan con las columnas térmicas
hasta perderse en las alturas. Una vez culminado el festín fotográfico, espero
al guía Gilber junto a la carretera para seguir con el recorrido en un vehículo
de Autocolca.
Luego de unos
No hay comentarios:
Publicar un comentario