HOY DOMINGO de LECTURA ROMANTICA: El análisis
breve de una historia de drama romántico, concretamente, el de la obra que
escribió José
Zorrilla en 1844, «Don Juan Tenorio». Para entender un poco más esta obra de género
dramático, vamos a conocer un poco sobre su autor y la época en la que se sitúa.
José Zorrilla perteneció a una familia de
ideales monárquicos absolutistas y comenzó sus estudios de Derecho que
posteriormente abandonó. Empezó a ser conocido en el círculo literario a partir
de que narrase en el funeral de Larra, unos versos en el cementerio en su honor. Puede decirse que
es de los pocos autores de aquella época que gozó de fama en vida: viajó a
Francia y vivió una temporada en México. Su obra, ideológicamente hablando se
centra en el romanticismo tradicional.
La obra, que aunque es de carácter romántico,
es escenificada en muchos teatros en el Día
de los Difuntos, rompe con la tradicional regla de las 3
unidades. Se caracteriza por una abundante cantidad de actos, que aparecen
titulados. Su estructura externa se divide en dos partes:
- La primera parte desarrolla una aventura humana y amorosa.
- La segunda parte se
centra sobre todo en el espíritu religioso y sobrenatural.
Dadas
estas dos partes tan diferenciadas, se abre paso una obra de pura y meditada
reflexión.
Ambas
partes, se desarrollan cada una en una noche y existe una diferencia temporal
de 5 años entre ellas. Esta obra, que añora el pasado (característica propia y
común del Romanticismo tradicional), se sitúa en la España de Carlos V.
Su personaje principal, Don Juan,
presente en El Burlador de Sevilla,
es un joven amoral, libertino, que va seduciendo a mujeres, da igual el número,
que finalmente vive un encuentro sobrenatural desencadenando así el último
momento de la obra, su salvación o condena eterna. José Zorrilla, a diferencia
de la obra barroca, se centra en una sola aventura amorosa y presenta a un
personaje principal, en este caso Don Juan, que se arrepiente y consigue la
salvación por medio del amor.
Su segundo personaje es don Luis Mejía,
quien Don Juan acaba matando en la obra. Este personaje se ha visto como una
representación del pecado de Don Juan. Por lo mismo, la muerte de Luis Mejía
simboliza el final de su vida pasada.
Doña Inés, el personaje
opuesto a Don Juan, es quien aporta la bondad y la inocencia a la obra. Doña
Inés es quien doblega la maldad de Don Juan y se le pinta muy próxima a la
divinidad: un ángel de amor que es capaz de actuar como mediadora entre Dios y
el mundo. En ella, José Zorrilla, intenta representar la creencia en la
salvación del ser humano, reflejando la importancia que tiene para el ser
humano, los valores de bondad y fe. También la posibilidad de encontrar el amor
verdadero.
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