sábado, 12 de noviembre de 2022

HOY PASEAREMOS POR EL "TEMPLO del LOTO", creado en homenaje a la PAZ, la PUREZA y el AMOR.

 


El Templo del Loto es un impresionante edificio que consta de 27 elegantes pétalos de flor. Cuanto más cerca se está de ellos, más impresionantes resultan estos pétalos. El loto consta de 3 filas de 9 pétalos. Las dos primeras filas apuntan hacia arriba y alcanzan los 34 metros en su punto más alto.

 



La tercera fila se ondula hacia fuera, confiriendo al templo una sensación de apertura. Los pétalos se usan como toldos. Como el loto crece en el agua, la flor está rodeada por 9 estanques, también en forma de pétalos de loto. Los rayos de luz que resplandecen entre las cúpulas y el tejado, iluminando las paredes blancas, crean una atmósfera mágica.




Un país lleno de simbolismo

El arquitecto canadiense Fariborz Sahba, de 28 años, tuvo el honor de diseñar el templo Bahá’i. Viajó a la India para buscar inspiración y orientación espiritual. Durante su viaje, Sahba se dio cuenta de que los símbolos desempeñan un papel muy importante en todo el país. La flor de loto, en particular, era omnipresente. Además, aprendió que otras religiones también consideran esta flor un símbolo de espiritualidad.



 

De modo que no solo eligió un diseño elegante, sino también un símbolo que resulta perfecto para una religión acogedora.

Los elegantes detalles del diseño hacen de la construcción en mármol del Templo del Loto todo un desafío. Hasta 800 personas trabajaron durante 10 años en su construcción. Había hasta un colegio y una guardería para los niños de los trabajadores.

 


Lo último en construirse fue el techo. Se colocó una placa decorativa dorada en el centro de la flor de loto, en el punto más alto de la estructura. En la placa está escrito el nombre de Bahá'u’lláh, fundador de la fe, grabado como símbolo de unidad.

 

La combinación del oro y la luz que se cuela por las ventanas crea un ambiente mágico. Curiosidad: los seguidores bahaístas procedentes de Irán que estaban prisioneros por sus creencias religiosas, también trabajaron en prisión para ganar dinero con el que contribuir al símbolo dorado que representa este templo. El duro trabajo tuvo su recompensa: el Templo del Loto está considerado una obra maestra del siglo XX.

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