La deforestación sigue en alza en Argentina a la par de la
exportación de granos de soja a China. rgentina exporta deforestación a China.
Bueno, no es literalmente así, pero la relación es
bastante lineal. Cuando la demanda agropecuaria (sobre todo soja) de ese y
otros países aumenta, la tendencia es a ampliar la frontera agropecuaria, sobre
todo a expensas de los bosques nativos. Para peor, en violación de la Ley
de Bosques que buscaba preservarlos.
Un estudio de la organización ambientalista Greenpeace
indicó que en 2018 en apenas cuatro provincias se deforestaron 112.766
hectáreas; de ellas, 40.965 en zonas calificadas por la ley como rojas y
amarillas, de explotación prohibida o restringida.
ara Greenpeace, la razón de la deforestación está en el avance
de la frontera agropecuaria, mayormente por la soja, pero también por la
ganadería. Y añade que desde la sanción de la Ley de Bosques hasta fines de
2017 se deforestaron 2,6 millones de hectáreas, 840.000 de las cuales eran
bosques protegidos por la norma.
La producción de soja de 2018/19 será de unas 55 millones
de toneladas en 17,6 millones de hectáreas, lo que implica 27,5% más de
producción en un área apenas inferior al ciclo anterior, según informes de la Bolsa de Comercio de
Rosario. Como en el caso de los cereales trigo y maíz, la producción
muestra curvas ascendentes en las áreas de siembras sobre todo desde 2015, y la
mayor parte está destinada a la exportación (el país casi no consume soja).
“Es el tercer trabajo anual que hacemos de este tipo.
Vemos el antes y después de los predios para verificar si hay cambio de uso de
suelo, o deforestación. Nos atenemos a cuatro provincias (Santiago del Estero,
Salta, Chaco y Formosa) porque son las que en los últimos treinta años se
llevaron el 80% de la deforestación”, señaló Hernán Giardini, jefe de lacampaña
de bosques de Greenpeace.
“A más deforestación, más alcance soja y ganadería intensiva. Si
bien hay que chequear en terreno, el cálculo es que la mitad es por soja y la
mitad por ganadería intensiva (y un pequeño porcentaje de girasol y maíz, si se
hace rotación de cultivos)”, agregó.
Vaso lleno, vaso vacío
El hecho de que la Argentina lleve más de una década con
una Ley de Bosques que no funciona con plenitud sirve como medición de
temperamentos: optimismo o pesimismo.
Los hechos dan para justificar ambas. Por un lado, desde
que se sancionó la ley, se redujo a la mitad la pérdida de bosques (de unas
300.000 hectáreas anuales a unas 150.000), pero aún no tiene todo el
presupuesto que la misma ley se obliga, apenas un irrisorio 5% promedio, y se
sigue deforestando en zonas prohibidas, merced a exenciones provinciales.
“Algunos propietarios presentan planes silvopastoriles y después
desde la autoridad nacional vemos que en realidad se sacan más árboles de los
autorizados y termina siendo un desmonte diferido en el tiempo; dejan sólo
árboles dispersos”, dice Juan Pedro Cano, Director Nacional de Bosques de la
Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, quien admitió que
los números del informe de Greenpeace son similares a los manejados desde la
oficina oficial.
“La causa de la deforestación es la ampliación de la
frontera agrícola y ganadera, no sólo soja. Más que la demanda, son los precios
de las commodities los que acompañan a la deforestación”, agrega Cano.
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