Las celebraciones se convierten en rituales familiares, cada familia organiza las celebraciones a su manera y le atribuye sus propios valores. A través de las reuniones familiares tenemos la oportunidad de juntarnos con aquellas personas que no vemos desde hace tiempo y fortalecer el sentimiento de pertenencia. El tiempo que pasamos con los demás fortalece las relaciones y genera identidad con el grupo.
Además, a través de estas reuniones donde se junta toda la
familia, cada miembro, padres, tíos, abuelos... enseñan a los más pequeños mediante
el ejemplo valores, formas de hacer las cosas, maneras de hablar, formas de
discutir y arreglar las cosas, etc. con lo que este tipo de reuniones se
convierte en una gran oportunidad para educar a los niños.
Los ritos familiares calan en los hijos y quedan almacenados en su memoria
emocional, de tal manera que cuando construyen sus propias familias terminan
por realizar muchas de las costumbres que han vivido con sus familias de
origen, recreando los ambientes, emociones y sensaciones que han vivido con
anterioridad.
Las celebraciones familiares son una buena manera de acercarnos a nuestros hijos y aprovechar estos momento para hacerlos participes de las reuniones podernos conseguir aumentar la confianza y el conocimiento que tenemos sobre ellos. Además, las celebraciones familiares son una buena manera de potenciar en sentido de celebrar para los niños, que tiene entre otros, estos aspectos positivos:
*El desarrollo cognitivo y emocional. La conversación en familia ayuda a que los niños expresen sus opiniones, deseos, inquietudes sobre determinados temas y nos muestran sus emociones y sentimientos ante estos-
*La autoestima. Cuando valoramos sus opiniones, les hacemos sentirse
escuchados, notan que lo que dicen interesa a los demás, los niños se sienten
seguros, queridos, integrados y respetados por sus familias.
*La capacidad de comunicar. Mediante las celebraciones se ponen en práctica las
habilidades sociales de cada uno, de tal forma que aprenden a respetar turnos
para hablar, tener sus propias ideas... con lo que aprenden a ser más
comunicativos.
*Ayuda a la resolución de problemas. Son una buena
oportunidad para enseñar a resolver los problemas mediante la búsqueda de
soluciones compartidas, poner en práctica habilidades como la negociación, la
cooperación, mejorando así el clima familiar.
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