Fuente, El Viajero: Al dejar la Casa Cultural, me faltaba visitar lo más importante
en San Marcos: el árbol más grande de Colombia o, como erróneamente lo llaman, ‘El Árbol de Guacarí’ que desde 1.993 salía en
las anteriores monedas de $500. Ahora es una rana originaria nuestra, la que
decora las monedas de esa denominación.
El famoso
samán de Gaucarí ya no existe en el parque central del municipio valluno. El 14
de agosto de 1.989 fue cortado en vista que amenazaba una tragedia, a medida
que sus gruesas ramas comenzaron a desprenderse.
Para no pecar de regionalismos, sé que en California se
encuentra el que sí parece ser el árbol más grande del mundo, llamado General Sherman.
Y fue uno de los teatreros quien me llevó en su moto hasta la
salida para El Viajano. Eso quería, que me transportara no cualquier
moto-taxista, sino alguien que me hablara de esa maravilla natural que es el
inmenso árbol de caucho de San Marcos.
El famoso
árbol de San Marcos está a solo dos kilómetros del pueblo, en la vía que llega
de Sincelejo a ‘La Perla del San Jorge’.
Es una fronda increíblemente hermosa, parece una montaña verde, con ramas que besan el
suelo como rindiendo homenaje a la pacha mama.
Y no solo besan la tierra, sino que se trata de apoyos que el mismo árbol ha generado, a
partir de raíces aéreas salidas de las ramas más alejadas del tronco.
Es algo maravilloso. Bajo el árbol de San Marcos uno tiene la
sensación de estar en el sótano de un gran edificio,
con muchas columnas que soportan la mole gigante.
En alguna ocasión conocí en Isla Fuerte, sobre el Golfo de
Morrosquillo, y también en Ecuador, ‘el árbol que camina’.
Se le llama así porque tiene ‘pies’ con los cuales asegura su
expansión y son como extremidades a través de las cuales avanza para cubrir una mayor área con sus ramas,
recibir más directamente los rayos del sol o encontrar terrenos más fértiles
para alimentarse.
Respecto al
árbol gigante de San Marcos, el historiador Raúl Ospino Rangel describe muy
bien la manera como se formó esa mole verde.
Todo comenzó cuando en 1.964 el
dueño de la finca Alejandría, quiso proteger un árbol de cedro amarillo que
había plantado. Le colocaron alrededor seis varas de caucho para evitar que el
ganado dañara el joven cedro.
Pero
ocurrió lo contrario: en vez de darle seguridad al árbol maderable, los
puntales de caucho echaron cogollos y luego ramas, que terminaron por absorber
y devorar al cedro amarillo.
De manera que el famoso ‘Caucho Gigante de San Marcos’, no es solo uno, sino seis plantas diferentes
que se unieron y fortalecieron mediante raíces aéreas con las cuales formaron
apoyos en la tierra.
No, qué
emoción estar acá bajo esta planta que todos los colombianos deben conocer
porque de verdad es una rareza natural digna de admirar.
Cerca a los troncos se siente toda la energía de la vida vegetal y bajo sus ramas
la sensación de protección y acogida es evidente.
Fotografié algunas
terminaciones de ramas con frutos rojos como cerezas. El verde de las hojas, su
fertilidad y grosor permiten suponer que este árbol durará muchos años más de
los 52 que va cumplir.
En su
próximo viaje a la costa atlántica, venga a San Marcos y déjese arropar por las
sombrías extremidades de ‘El Árbol más Hermoso de Colombia’. Lo verá desde
lejos; unos tres kilómetros antes de entrar a la finca Alejandría se divisa la
gigantesca ‘montaña vegetal’. Protegido por sus ramas uno se siente
pequeño, aunque enriquecido con su potente energía.
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