En
la naturaleza ocurren sucesos que están vinculados entre sí, pero se dan
separados en el tiempo. Por ejemplo, muchos saben que la luz que vemos cuando
observamos Alfa del Centauro -una de las estrellas más cercanas a la Tierra y
la tercera más brillante del cielo nocturno- fue emitida hace más de cuatro
años. Sin embargo, pocos saben que al beber un vaso de agua extraída del
acuífero Guaraní, podemos estar tomando un líquido que ingresó a él hace 30 mil
años, o más.
Cuando
hablamos de acuíferos se hace referencia a aquellas formaciones geológicas con
características de permeabilidad aptas para la circulación de agua
subterránea. Este movimiento a través de los poros y de las fisuras naturales
es muy lento -centímetros por día-. Los acuíferos pueden considerarse como
embalses naturales cuya capacidad de almacenamiento puede satisfacer, mediante
perforaciones o pozos, las demandas de la población, por sí solos o en
combinación con el agua superficial.
En
tanto estas aguas subterráneas forman parte del ciclo hidrológico, una parte de
las precipitaciones que caen en la superficie se evapora, otra fracción escurre
hacia lagos y ríos, y, finalmente, un pequeño porcentaje infiltra en los
acuíferos, donde se acumula. De esta manera, éstos se convierten en una especie
de cisterna, es decir, una reserva en la que el agua pudo haber ingresado hace
cientos o miles de años.
Estos
sistemas son capaces de proveer agua para satisfacer las demandas de los
habitantes; conocerlos, protegerlos y utilizarlos de manera sustentable es el
gran desafío de las presentes y las futuras generaciones.
Más
allá de las fronteras
En
la Argentina existen acuíferos intrafronteras y transfronterizos; el Puelches y
el Guaraní, respectivamente, son ejemplos destacados.
“El
acuífero Guaraní es un sistema que trasciende fronteras y es muy atractivo por
el desafío que implica conocer su complejidad. Además, lo hace aún más
llamativo el hecho de que tiene aguas con edades muy antiguas, datadas mediante
técnicas isotópicas en más de 40.000 mil años, es decir, cuando las aguas
comenzaban a infiltrarse en la región pampeana existían los gliptodontes”,
explica Jorge Santa Cruz, doctor en Ciencias Naturales con orientación en
Geología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
El Sistema Acuífero
Guaraní es uno de los reservorios de agua subterránea más grandes del mundo;
ocupa en el subsuelo un área de alrededor de 1.190.000 kilómetros cuadrados
(superficie mayor que las de España, Francia y Portugal juntas), por lo que
también se lo denominó el Acuífero Gigante del Mercosur.
A
este sistema ingresan anualmente alrededor de 105 kilómetros cúbicos de agua;
algo más que el caudal que transporta anualmente el río Uruguay, y el
equivalente a unas 40 mil piletas olímpicas de dos metros de profundidad.
Asimismo, el agua total acumulada en este embalse natural equivale a una
cisterna de unos 25 a 30 mil kilómetros cúbicos, que alcanzarían para llenar
cerca de 10 millones de piletas olímpicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario