Además de largas horas de ensayo, son muchas las
exigencias y requisitos que este oficio implica, y que cuestan más cuando se es
joven. Para ser un buen bailarín además, se necesita talento y espíritu de
superación.
Una vez que se ha tenido una formación sólida, es importante considerar
diversos aspectos que en muchas ocasiones desde la formación se van haciendo
notar, pero que se intensifican a la hora de entrar al mundo laboral.
Las audiciones y ensayos son el pan de cada día, el tener una buena
relación con los compañeros, directores y gente del medio de la danza, es clave
para tener trabajo, el darse a conocer por ser un bailarín responsable y
entregado cuenta más que ser solo virtuoso, pues este medio es muy pequeño y
todo se sabe.
Tener una actitud de que
ninguna puesta en escena o papel es pequeño y que todo escenario merece el
mayor respeto y esfuerzo, es una actitud profesional. Es importante estar
consciente que el camino no es fácil, que así como hay éxitos y satisfacciones
también habrá lágrimas y frustraciones, que tal vez no a todos les guste
nuestro trabajo, estilo y/o manera de bailar, pero eso no debe ser un freno,
sino un motor por ser mejor cada día, y no para complacer al director o los
compañeros, sino, como diría Barishnikov, «para
bailar mejor que nosotros mismos.»
Es necesario tener un carácter de determinación para hacer las
cosas, pues en la danza los logros que se obtienen son por uno mismo y es en
unos minutos en los que se demuestra si se puede o no realizar el trabajo, cada
función aunque sea el mismo repertorio nunca es igual y no hay vuelta atrás, o
se aprovecha ese momento y se tiene el 100% de concentración o será fácil que
los errores salgan en el escenario, aspecto que no se podrá corregir salvo en
la siguiente función si es que la hay; es por ello que en cada compás de la
música se debe estar concentrado y consciente de lo que se está realizando,
tener un sentido musical y capacidad interpretativa son cosas fundamentales
para tener un buen desempeño.
Estar dispuesto a enfrentar
nuevos retos, aprender cosas nuevas, trabajar bajo presión, aprenderse las
secuencias rápidamente, ser práctico, tener actitud de compañerismo y sobre
todo ser humilde, son aspectos clave para ser un profesional de la danza.
Bailar
no es fácil, como dicen, la danza es muy celosa y se le debe dedicar mucho
tiempo, dinero y esfuerzo.
Los resultados que se obtienen no siempre serán en base a la
dedicación que se le ha puesto, no siempre se tendrá lo que se quiere, el papel
deseado o incluso estar en la compañía deseada, pero eso no significa que no
importa seguir esforzándose, la danza significa eso, constancia y
perseverancia, si fuera fácil cualquiera lo haría.
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