En julio el ordeñe de los tambos estuvo apenas 0,2% por debajo del mismo mes del año pasado, y el acumulado anual también está casi al mismo nivel de 2022.
Son numerosos los frentes de
tormenta que enfrentan en estos momentos los tambos argentinos: entre una sequía que los dejó sin reservas forrajeras para
alimentar a las vacas y un fuerte aumento de costos por la devaluación, la crónica crisis en que está sumida la
lechería se agravó en las últimas semanas.
Sin embargo, los establecimientos de
ordeñe están dando una gran muestra de eficiencia: pese a estas circunstancias
adversas, la producción ha caído solo levemente, cuando se esperaba un derrumbe.
Según los últimos datos oficiales
divulgados por la Dirección Nacional de Lechería, y analizados por el Observatorio de
la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en julio los
tambos argentinos volcaron al mercado 988 millones de litros de leche.
Esto significa un crecimiento
del 9% con respecto a junio (5,5% en
el promedio diario) y una caída leve del 0,2% en relación al mismo mes
del año pasado.
LA PRODUCCIÓN EN
LOS TAMBOS:
“Normalmente la producción en el mes de
julio crece entre 8 y 9% respecto a junio, este año ha tenido similar
comportamiento, a pesar de la seca generalizada y prolongada
que sufrieron en diferente medida todas las regiones productivas y que
redujeron la disponibilidad de pasturas, verdeos y reservas forrajeras y que persiste aún en muchas zonas”,
subrayó el OCLA al respecto.
El acumulado anual también muestra
estabilidad: en siete meses, el ordeñe ha bajado solo
0,3%, muy lejos de la caída que se
proyectaba.
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