sábado, 5 de agosto de 2023

HOY CONOCEREMOS la misteriosa Dama de Elche de unos 2500 años de edad-

 



El miércoles 4 de agosto de 1897, un joven de 18 años, Manuel Campello, que se encontraba realizando trabajos agrícolas en la Alcudia, se encontró una piedra. Al sacarla, apareció el rostro del busto.

La escultura se encontraba un poco inclinada a su derecha, mirando al sureste, sobre dos losas de piedra de cantería. 




Su localización y su situación desvelan que se trató de una ocultación intencionada, puesto que para su seguridad se construyó un semicírculo de losas protectoras que delimitaban el espacio suficiente para albergar la escultura.

Una vez depositada la pieza se rellenó con arena procedente de la playa ilicitana de La Marina, permitiendo que la Dama llegase al momento de su descubrimiento conservando buena parte de su policromía.



La venta

El 11 de agosto llegó a la ciudad el arqueólogo francés Pierre Paris para asistir a las representaciones del Misteri, invitado por el cronista y archivero municipal Pedro Ibarra. Entusiasmado planteó aquel mismo día y los sucesivos la posibilidad de comprar la obra para Francia y por diversas circunstancias, acordaron la venta en 4.000 francos (5.200 pesetas de la época).  La escultura  estuvo expuesta en el Louvre en París más de cuatro décadas, y fue allí precisamente dónde se le bautizó con el nombre de Dama de Elche.

Regreso a España




El 8 de febrero de 1941 la Dama cruzaba la frontera por Portbou en tren camino de Madrid junto con otras obras artísticas y arqueológicas españolas.
Tras su fugaz paso por Elche en 1965, durante 14 días con motivo de una exposición de cultura ibérica, la Dama se trasladó del Prado al Museo Arqueológico Nacional en Madrid.
En 2006, con motivo de la inauguración del MAHE, estuvo casi seis meses de nuevo en su ciudad de origen, dónde fue valorada en 15 millones de euros, para el seguro.


 

El busto femenino que presenta una dama de rostro con facciones muy perfectas y que conserva restos de policromía en los labios y zonas puntuales de rostro y vestimenta. La dama va ricamente ataviada: en la cabeza lleva un tocado formado por una tiara puntiaguda cubierta por un velo y encima un tirante que une los dos rodetes laterales o «estuches» que enmarcan el rostro, donde iría recogido el peinado y una diadema sobre la frente; 


la espalda y los hombros se cubren con un manto que forma pliegues en la parte de delante y deja al descubierto tres collares con anforillas y porta-amuletos; los pendientes de placas e ínfulas que cuelgan a los lados del rostro, y una pequeña fíbula que cierra la túnica en el escote. En la parte posterior, tiene un orificio cuya función ha dado lugar a numerosas interpretaciones. Estuvo ricamente policromada con tonos rojos, azules y amarillos y aplicación de láminas de oro, de los que apenas quedan restos. 

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