La leyenda del hornero es una de las
historias populares mas hermosas de la cultura argentina, pero realmente antes
que existieran estas naciones ya se relataba gracias a los guaraníes. Ambos
países comparten la misma admiración por esta ave tan peculiar, de hábitos
únicos y con un porte galante tan único.
El hornero es el Ave Nacional Argentina y se llama así debido a que su nido posee la
forma de un horno de barro. La pareja de horneros se mantiene unida toda la
vida, construye su nido en cercanía de los hombres y nos deleita con su
particular canto a dúo. En las provincias de Tucumán y Entre Ríos se lo suele
llamar «casero», en Santiago del Estero y Catamarca, «caserito» y en
Corrientes, «alonsito». Otro nombre es hornillero o en quechua se le dice
thuruchaki.
La leyenda del hornero es de origen guaraní y
cuenta la historia de Jahé, único hijo de un indio anciano, quien un
día, mientras se encontraba cazando un carpincho, decidió tirarse a descansar a
las orillas del río.
De repente, escuchó ruido en el agua y, creyendo que se
trataba de un animal, corrió a observar y se encontró con una hermosa joven que
salía del agua. Jahé se enamoró perdidamente de ella y quiso pedir su mano.
Sin embargo, había otros
pretendientes por lo que el cacique decidió que los jóvenes
pasarían por una serie de pruebas y el ganador recibiría a la bella joven como
esposa. Una de estas pruebas, consistía en envolver a los pretendientes en
cueros de animales mojados, atarlos y dejarlos al sol. A medida que los
cueros se secaban y contraían, apretaban a los jóvenes ya hostigados por el
hambre y la sed.
Finalmente, quedaron
dos pretendientes: Aguará y Jahé. Aguará se dio por vencido y pidió que lo
sacaran, mientras que el valiente Jahé fue en ese momento olvidado y
permaneció, sostenido por su amor, a la espera de ser declarado vencedor.
Cuando volvieron a buscarlo, vieron que del cuero enrollado salía un ave
pequeña que se posó en una rama y luego huyó a la selva. La hermosa joven, que
también lo amaba, lo esperaba allí convertida en el mismo ave. Desde
entonces, son compañeros inseparables y trabajan juntos para construir su hogar de
paja y barro. Un ave que hizo su nido con ayuda de paja y barro, y el cual no
debe destruirse porque este hecho acarrea una tormenta.
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