El oxígeno representa el 21 por
ciento de los gases presentes en la atmósfera, un nivel como para soportar las
diversas formas de vida en el planeta. Como sucede con todos los tejidos
orgánicos, el oxígeno es indispensable para las funciones de la córnea, como la
división celular, la síntesis de proteínas, los lípidos, el balance químico
celular y extracelular (pH y ósmosis), y maduración celular programada, entre
muchas otras. Cuando el suministro de oxígeno no es el adecuado, todas estas
funciones se ven comprometidas.
A diferencia de otros
tejidos, el ojo obtiene el oxígeno fundamentalmente del aire atmosférico, y
éste estará condicionado por la altitud, el cierre ocular y el uso de lentes de
contacto.
Los estudios clave en la estimación
de los requerimientos críticos de oxígeno de la córnea fueron realizados por el
doctor Brian Holden y colaboradores en 1984, en la Universidad de Nueva Gales
del Sur, y Sidney, Australia. El doctor Holden -que actualmente se desempeña
como director del Centro de Investigación Cooperativa para la Investigación y
Tecnología del Ojo de la mencionada Universidad- visitó nuestro país para
ofrecer una conferencia ante 4000 contactólogos sobre materiales de alta
transmisibilidad de oxígeno.
"Durante más de 30
años nos hemos preguntado cuánto oxígeno necesitaba la córnea. En 1984,
surgieron algunas ideas sobre las que iniciamos los estudios. La experiencia
incluyó cuatro grupos de pacientes durmiendo: sin lentes de contacto, con
lentes de siliconas, con lentes normales y con lentes muy delgadas. Encontramos
que los pacientes que no dormían con lentes de contacto al día siguiente
presentaban un pequeño edema del 3 por ciento en la córnea, también denominado edema
fisológico nocturno , que se retrotrae naturalmente.
Ese porcentaje se elevaba al 12 por
ciento en los que dormían con lentes de contacto. A partir de allí, comenzamos
a determinar los distintos parámetros. En conclusión, hallamos que para evitar
los edemas y otros cambios fisiológicos, los lentes de contacto blandos deben
poseer un nivel de transmisibilidad." Un aspecto interesante y cuyas
causas aún se desconocen es que los niveles de oxígeno requeridos por la córnea
son diferentes según cada persona. También influye el medio ambiente. Se sabe
que las personas que viven a grandes alturas tienen mayores requerimientos de
oxígeno y, por lo tanto, mayores probabilidades de desarrollar edemas.
Hace 50 años,
aproximadamente, se inventaron los lentes rígidos permeables al gas, muy poco
exitosos cuando el paciente dormía con ellos. Después , se desarrollaron lentes
blandos de alta permeabilidad. Los nuevos materiales son híbridos que contienen
componentes hidrofílicos y silicona. El doctor Holden, que participó de su
desarrollo y de las pruebas clínicas, explicó que "tal como quedó asentado
en el trabajo científico publicado en Optometry and Vision Science, los
estudios nos permitieron determinar que el lotrafilcon A es
un material hiperpermeable".
Con los nuevos materiales de alta
transmisibilidad de oxígeno se ha dado el primer gran paso en la contactología
del futuro. De hecho, sesenta científicos, entre los que se encuentra Holden,
están estudiando actualmente las necesidades del globo ocular, cooperando en la
identificación de las propiedades adecuadas de los polímeros, para la cubertura
de la superficie del ojo y para que la lente tenga un buen diseño y desempeño.
Explica el especialista: "Las lentes actuales no son perfectas. No todos
los pacientes pueden utilizarlas, aunque poco a poco se están transformando en
un producto de consumo masivo".
En cuanto a las novedades
que se vienen, Holden adelantó que está trabajando en una investigación que
apunta a desarrollar lentes de contacto que puedan quedar colocadas en forma
permanente. "El proyecto consiste en retirar el epitelio que recubre la
córnea, colocar la lente y volver a recubrirla con esa película", explicó.
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