Un veterinario señaló que las víboras “muerden”, como
cualquier animal con dientes, por lo tanto es incorrecto decir que “pican”,
como mencionan las publicaciones virales.
Estudios desarrollados principalmente en América
Latina revelan que las comadrejas sudamericanas son, en efecto, resistentes a
las mordeduras de serpientes como la yarará y la cascabel debido a que tienen
en su sangre proteínas antiofídicas, llamadas DM43 y DM64.
Perales, el investigador de Fiocruz y uno de los
autores de estos estudios, explicó a la AFP que “esas proteínas
presentes en la sangre de la comadreja tienen la capacidad de neutralizar el
efecto tóxico del veneno de ciertas serpientes”, volviendo a esos
animales “altamente resistentes”.
Pero no son resistentes a todas las serpientes, porque estas
tienen venenos completamente diferentes entre sí. “No hay una resistencia
universal, pero las comadrejas son muy resistentes a la yarará”.
Las
publicaciones afirman que la comadreja “es capaz de soportar
hasta 80 picadas de cascabel o coral, come cruzeras como si fueran papas
fritas”. Cuando se le preguntó si las comadrejas serían
resistentes al veneno de la coral, Perales respondió que “muy
probablemente sí”, pero resaltó que todavía no hay estudios
científicos que refieran a esas serpientes.
En
cuanto al número de mordeduras, el investigador de la Fiocruz afirmó que “no
hay ningún estudio sobre ese número, pero probablemente ese número [80] es
exagerado”.
González, el mastozóologo uruguayo, coincidió en que esa
cantidad de “picadas” no
parece estar basada en evidencia científica. Además, señaló que “una
cosa es que te muerda 80 veces una misma víbora y otra que te muerdan 80
víboras distintas”. El veneno de esos reptiles se compone de saliva
modificada y suele agotarse con las primeras mordidas, explicó el experto.
Perales
confirmó que las comadrejas comen serpientes, pero “ocasionalmente”.
Antídoto
Las
publicaciones afirman que “gracias a el [las
comadrejas], existe
el antidoto contra picadas de viboras venenosas”. Sin
embargo, las comadrejas no se utilizan en la investigación de sueros
antiofídicos, porque “los métodos de producción de
antiveneno ya son conocidos y utilizados en el mundo desde hace décadas”,
indicó González.
“Los responsables de los antídotos son los caballos, los conejos y
animales que se utilizan inyectándoles para comprobar su resistencia a
distintos tipo de veneno”.
En
particular, se refirió a los caballos: “La producción de
antiveneno se basa en que una vez que el veneno entra al organismo del animal,
lo que hace es generar una reacción. Esto puede hacer que muera, pero cuando se
inyecta en un caballo, por ejemplo, lo que hace es producir anticuerpos y con
eso se hace el suero antiofídico”.
El suero antiofídico de
Laboratorios Probiol, por ejemplo, se describe como “Inmunoglobulinas de origen
equino con alto contenido de anticuerpos neutralizantes del veneno de las
serpientes de los géneros Micrurus”. Otro medicamento, el Antivipmyn, contiene “fragmentos
F(ab')2 de inmunoglobulina G (lgG) hiperinmune antivipérida de caballo”. También
el CroFab contiene “unidades
neutralizantes de antivenenos” de origen equino.
Perales advierte que las proteínas antiofídicas presentes
naturalmente en la sangre de las comadrejas no deben confundirse con los
anticuerpos producidos por los caballos en reacción al veneno de las
serpientes.
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