La parroquia San Carlos de Almagro, se erigió como iglesia en terrenos donados por los hermanos Francisco, Fermín y Martín Estebarena, en 1872, a la Sociedad Progresista de Almagro. Se levantó en la mitad de la cuadra de la actual calle Quintino Bocayuva, frente al pasaje San Carlos.
Dado que ni los padres bayoneses, ni los capuchinos, aceptaron
las responsabilidades por este templo, debieron hacerse cargo unos capellanes
dependientes de la parroquia de San
José de Flores. Pero el Arzobispado consideraba necesaria
la instalación de una orden religiosa, con la Iglesia como parroquia. Por tal
motivo se la ofreció a los Salesianos quienes
aceptaron y el 8 de mayo de 1878 se constituye formalmente como Parroquia
San Carlos.
Ante un marcado crecimiento del barrio, la Congregación
Salesiana planteó la necesidad de construir un templo
mas grande. Un lugar que sirviera para mejorar la atención espiritual de los
vecinos.
El padre José Vespignani, párroco de San Carlos,
informó el 1° de abril de 1899 sobre su construcción. En la declaratoria
agregó que se haría en honor María Auxiliadora, Patrona de la familia
Salesiana. La piedra fundamental se colocó en junio de 1900. La
celebración la precidió Monseñor Juan Cagliero, quien acepta que sea la sede
parroquial de San Carlo. Julio Argentino Roca,
presidente de la Nación y Teodolinda Fernández de Alvear, una de las
bienhechoras, presidieron la ceremonia.
El arquitecto Ernesto
Vespignani, hermano del párroco, viajó desde Turín para encargarse del
diseño de la obra. La única condición que se le puso es que fuera lo
suficientemente amplio para recibir a los numerosa feligresía del barrio. En la
fiesta de Maria Auxiliadora de
mayo de 1910, aniversario del Centenario de la Revolución de Mayo, el templo se
inaugura. Vespigiani hizo un altar-camarín para albergar su imagen.
Las
obras continuaron hasta terminar, en 1920, el conjunto educativo que incluía al
Colegio de Artes y Oficios, y el Oratorio San
Francisco de Sales. Ese colegio, Pio IX, junto al San Juan Evangelista de La Boca
el gran asentamiento de la Congregación
Salesiana en la Argentina. El punto de partida para difundir la tradición de formar
profesionales y oficiales.
La parroquia San
Carlos Borromeo y el templo de María Auxiliadora
«El templo es de estilo románico; no es éste sino el desarrollo de
las antiguas formas romano-cristianas (…) especialmente en la Lombardía, por
cuya razón tomó también el apelativo de lombardo. Nos pareció conveniente dicho
estilo porque está más en armonía con la antigua advocación del Templo que está
confirmada en el nuevo, y dedicado como aquél a san Carlos, arzobispo de Milán.
Pero mucho más aún por ciertos rasgos característicos de este estilo que
responden admirablemente a las particulares exigencias de un templo como éste
en el que deben congregarse los fieles de la parroquia y los alumnos del
colegio anexo, sin molestia recíproca, sino con mutua edificación»
Ernesto Vespigiani
La basílica tiene su ubicación en la esquina del conjunto, una
característica de Vespigiani. También está construida a un metro y medio, sobre
el nivel de la vereda, por dos espacios bien definidos, la cripta y el templo.
Este, a su vez, consta de dos niveles. La planta baja para albergar a los
feligreses y, las galerías superiores para el alumnado (como ocurre
el Liceo Ginnasio Salesiano Valsalice de Turin, Italia). Su estructura tiene
una superficie de 1800 metros cuadrados. El arquitecto no escapa a la
concepción religiosa puesta de manifiesto en los tres niveles como una clara
simbología metafórica de los estadios de la iglesia «la Purga», «la Militante»
y «la Triunfante».
Nuevamente a
Vespigiani describe su templo
«La fachada ostenta los rasgos
esenciales de estilo románico con la inclinación en el frente en armonía con la
del techo, las pilastras que se dividen en tres partes para indicar la
repartición interna de las naves, rematándose con graciosos pináculos a manera
de templete.
Aumenta la majestad de la
fachada el campanario que se levanta en medio hasta alcanzar, con la extremidad
superior de la cúspide, la altura de cincuenta metros desde el suelo sin que se
confundan en lo más mínimo sus líneas generales.
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