martes, 30 de enero de 2024

TRISTEZA: Los pueblos fantasmas más icónicos de Argentina y con las historias más fascinantes.

 

Estos pueblitos de Argentina son verdaderas joyas escondidas para las personas que les gusta el turismo alternativo y descubrir historias ocultas. Los pueblos fantasmas más conocidos son, sin dudas, los de Estados Unidos. Los western y las películas de cowboys hicieron populares a muchos poblados que, con el paso del tiempo, se volvieron una atracción turística en sí mismos.



Algo similar ocurre en Argentina con sus pueblitos fantasmas. Si bien no se hicieron conocidos por films, la mayoría fueron redescubiertos por viajeros que recorren punta a punta nuestro país y revelan estos lugares que, más tarde, también se vuelven destinos turísticos

San Mauricio, Buenos Aires:

El primer pueblo de la lista es San Mauricio, una localidad ubicada en el partido de Rivadavia, al noreste de la provincia de Buenos Aires. La historia de este poblado empieza con la llegada de Mauricio Duva, inmigrante italiano que se instaló en estas tierras junto a su familia en 1883. Junto con sus 7 hijos, fundó el 22 de septiembre de 1884 el pueblo que lleva el nombre del santo San Mauricio.



La localidad llegó a tener iglesia, plaza, farmacia, comisaría y hotel. Además, se relazó un plano para construir un Banco Provincia. La estación de tren llegó en 1903 con el paso del ferrocarril Sarmiento. 

De esta forma, con su historia pujante, San Mauricio llegó a tener electricidad y contar con más de 1500 habitantes, 45 manzanas y 40 casas.

La caída del pueblo comenzó con el abandono de sus pobladores a lo largo del tiempo. Los habitantes buscaban un futuro más próspero. Luego, en 1986 un gran incendio quemó el lugar donde se realizaban las fiestas locales. 

Con poco más de 60 habitantes para 2001, una terrible inundación de más de 300 milímetros obligó a los pobladores a abandonar el lugar. Las personas jamás volvieron y San Mauricio quedó completamente abandonada.



Berreta, Santa Fe

Berreta se encuentra en el departamento de Iriondo, a 75 kilómetros de la ciudad de Rosario. El nombre del poblado se debe al ingeniero civil Sebastián Berreta, quien construyó los ramales del Ferrocarril Oeste, en 1880.

Este ingeniero fundó un asentamiento para la agro ganadero en 1894, cerca de una estación, que luego recibió el nombre de su constructor. Recién en 1925, la dueña de las tierras, María Luisa Correa, decidió fundar el pueblo.

Si bien esta localidad ubicada entre Cañada de Gómez y Casilda no es "fantasma" por completa, está habitada por sólo ocho habitantes, desde que el tren dejó de funcionar en la década de los setenta, cuando ocurrió un éxodo mayor.



La Casualidad, Salta

Este pueblo se construyó en 1951, para dar alojamiento a los trabajadores de una mina azufrera, ubicada a 518 kilómetros de la capital de Salta.

Allí se realizaba el procesamiento del azufre que era extraído de Chile y que pasaba la cordillera a través de un cable carril de 15 kilómetros que unía a la bocamina La Julia con el poblado argentino.

El pueblito minero llegó a contar con hotel, confitería, escuela primaria y secundaria. También tenía opciones de esparcimiento y ocio como canchas de fútbol, tenis, cine y teatro. Entre los servicios que disponía, se encontraban: correo, electricidad, gas natural, teléfono, cloacas y agua corriente.

La localidad minera tenía todo lo necesario como para que los pobladores se pudiesen nacer, criarse y vivir su vida entera en este lugar. Así, el pueblo llegó a tener 1000 personas, entre hombres y mujeres de diversas profesiones necesarias, niños y la población dedicada a la mina: ingenieros, mineros y peones



La debacle del pueblo La Casualidad llegó el 22 de noviembre de 1979, luego de que el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz decidió discontinuar el proyecto, en el marco del plan de desbaratamiento de la industria nacional, durante la última dictadura militar.

Finalmente, sus pobladores abandonaron la localidad minera, que fue más tarde saqueada y casi destruida con el paso del tiempo. En el lugar en el que alguna vez había un pueblo que traccionaba la industria nacional ahora sólo quedan restos y ruinas.

Al salir de la ciudad de Salta, se debe tomar la ruta nacional 51 hacia el paso de Sico. Tomar luego la ruta provincial 27 hacia el Tolar Grande. Tras atravesar  l salar de Pocitos y del Diablo y el salar de Arizaro llega a la estación abandonada de Caipé. Unos kilómetros más adelante está ubicado el pueblo de La Casualidad.

Pueblo Escondido y Villa Epecuén

 Los pueblos fantasmas que completan la lista son Pueblo Escondido, en San Luis, y Villa Epecuén, en Buenos Aires. Las historias de ambos poblados son de las más conocidas en el país y los dos destinos se volvieron parte del turismo alternativo de viajeros que buscan asombrarse con los secretos que esconde cada rincón de Argentina.

 

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