Violeta
Parra nació en San Carlos, Chillán durante 1917 y nos dejo en Santiago durante
1967. Cantautora y folclorista chilena. Hija de Nicanor Parra y Clara Sandoval
y hermana del poeta Nicanor Parra, realizó sus primeros estudios en Lautaro y
en Chillán, y en 1934 ingresó a la Escuela Normal, donde permaneció menos de un
año. En 1938 se casó con Luis Cereceda, el padre de sus hijos Ángel e Isabel,
que adoptarían el apellido de su madre.
Desde
pequeña sintió afición por la música y el folclore chilenos; su padre, profesor
de escuela primaria, fue un conocido folclorista de la región. Tras instalarse
en Santiago, Violeta Parra comenzó a actuar con su hermana Hilda en el Dúo
Hermanas Parra. En 1942 ganó el primer premio en un concurso de canto español
organizado en el Teatro Baquedano, y a partir de entonces fue contratada con
frecuencia hasta que partió a Valparaíso, donde encontró su verdadera vocación.
El constante viajar por todo el país le puso en
contacto con la realidad social chilena, plagada de desigualdades económicas.
Violeta Parra adoptó una postura política de militante de izquierdas que le
llevó a buscar las raíces de la música popular. En 1952 recorrió los barrios
más pobres de Santiago de Chile, las comunidades mineras y las explotaciones
agrarias, recogiendo las canciones anónimas que después repetiría, ya en 1954,
en una serie de programas radiofónicos para Radio Chilena, emisora que la proyectó
al primer plano del folclore nacional. En 1954 recibió el premio Caupolicán;
ese mismo año contrajo matrimonio con Luis Arce, del que nacieron Carmen Luisa
y Rosa Clara. En 1953 había conocido a Pablo Neruda.
A mitad de los años cincuenta realizó un viaje
por los países de la Europa socialista y de regreso, a su paso por Francia,
tuvo la oportunidad de plasmar temas del folklore chileno para el catálogo del
sello Le Chant Du Monde. En 1956, ya de regreso a Chile, grabó el primer álbum
de la colección El folclore de Chile, serie que garantizaría la
conservación de multitud de temas populares de autoría anónima. Fue designada
directora del Museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción y retomó
sus actuaciones en Radio Chilena.
Pasó los primeros años de la década de 1960 en
Europa, donde realizó actuaciones en diversos países. En 1964 tuvo la
oportunidad de organizar una exposición individual de su obra plástica en el
Museo del Louvre, la primera realizada por un artista latinoamericano.
Nuevamente en Santiago, junto con su hermano Nicanor Parra y
sus hijos mayores, animaron la "Peña de los Parra", un nombre de
resonancias legendarias en la música popular de América Latina.
Además de una artista
excepcional, Violeta Parra fue una investigadora del folclore chileno; su obra
recopilada es inmensa y comprende numerosos géneros, como tonadas, parabienes o
villancicos. Su labor de difusora de la expresión del pueblo campesino la volcó
en composiciones musicales como Casamientos de negros (1955), Yo canto la diferencia (1961), Una chilena en París (1965), Qué dirá el Santo Padre (1965), Rin del angelito (1966), Run run se fue pal Norte (1966), Volver a los diecisiete (1966)
y Gracias a la vida (1966),
muchas de las cuales han sido grabadas por destacados intérpretes, desde Víctor Jara hasta Joan Baez. En Verso
por despedida a Gabriela (1957) rindió homenaje a la gran
poetisa chilena Gabriela Mistral.
Su creatividad la llevó también a cultivar la
cerámica, la confección de tapices, la pintura y la poesía. Los dolores y las
alegrías de su vida alientan los versos de A lo humano y a lo divino. Desgraciadamente, como
consecuencia de una fuerte depresión, Violeta Parra acabó con su vida el 5 de
febrero de 1967, momentos antes de salir a un escenario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario