Fue una de las
fábricas de cosechadoras más revolucionarias de Sudamérica. Con base en
Noetinger (Córdoba) Araus mostró a lo largo de su rica historia que la
industria nacional podía darles a los productores la mejor tecnología
vanguardista de la época.
La historia de
Araus comienza en la localidad santafesina de Armstrong donde Julián, Romualdo
y Tomas Araus transcurrieron
su niñez y juventud en el campo, pero sentían un amor profundo por los fierros
agrícolas.
Esa pasión, los llevó a instalar un
pequeño taller en Noetinger, Córdoba, donde comenzaron a reparar y
reformar sus primeras cosechadoras hacia el año 1940. Ese emprendimiento, luego se convertiría en
una fábrica emblema,
que supo demostrar el potencial de la industria nacional en la fabricación de
cosechadoras.
Tal es así que trás mucha dedicación
y trabajo, en el año 1950, lograron fabricar la primera máquina que sale al
mercado. Se trataba de una juntadora de maíz patentada por la
firma mencionada, sin dudas una
revolución para la época. Esta máquina tenía la particularidad que además de
los granos, recogía los marlos y los almacenaba de forma independiente.
En ese momento,
era un elemento indispensable para hacer fuego en las cocinas a leñas y en las
estufas para calefaccionarse. Este invento, le permitió a la firma
Araus Hermanos obtener una medalla de oro en el año 1955 en Rosario por ser una novedosa máquina
agrícola.
Por otra parte, las primeras
reformas de cosechadoras impulsada por los hermanos fue sobre el modelo 14 de
Massey-Harris, una unidad
diseñada para tracción a sangre que la convirtieron en automotriz, aportándole el conocimiento
nacional y la destreza que tenían.
Durante la
década del 60, la firma tuvo un progreso considerable que nació luego de la
fabricación del modelo JOYA, la JOYITA Y la proyección de la primera
cosechadora automotriz íntegramente diseñada por Araus: La Araus 300, que formó parte del comienzo de
una rica historia que continuó con su modelo estrella de la época: la Araus 400.
CON LOS PIES EN EL BARRO:
Según Araus, la firma fue una de las
primeras fábricas de cosechadoras de Sudamérica en promocionar el modelo de
tracción 4×4 en el año
1969 a través del reconocido modelo 380, ideada para terrenos blandos. Una
cosechadora que permitió salvar muchas hectáreas con piso pantanoso que de otra
manera no se hubiera podido cosechar.
Además, se trató de una maquina muy
utilizada para la cosecha de arroz. Este equipo fue fabricado con dirección doble
tracción y motor perkins 354. Sin dudas, fue una cosechadora que por su diseño
sorprendió a todos los fanáticos de los
fierros agrícolas del momento.
Otra de las
cosechadoras más sobresalientes de la firma de Noetinger fue la Araus 505. Un modelo revolucionario, que
tenía la particularidad que contaba con dirección hidrostática. Toda una
novedad para la época. Además, en el año 1974 nace la Araus 510 Gigante, el modelo más top de la empresa,
que le permitió comercializar más de 1100
unidades en el país.
MODELOS REVOLUCIONARIOS
Un año más tarde, Araus fabrica y
comercializa su modelo 410, una maquina de 16 pies de corte,
diseñada para los pequeños productores. Según el registro llevado a cabo
por el coleccionista e historiador José María
Barrale, solo se fabricaron 56 unidades, de las cuales 40 se exportaron
a Bolivia.
Luego, en 1978, la empresa fabrica
un modelo imponente para esos años de gloria. La Araus 610, única en su tipo y la más grande
fabricada en sudamérica. La denominada “Jumbo”, fue una
cosechadora con 24 pies de corte en plataforma, que incorporaba toda la
tecnología de la época.
Según los datos, se fabricaron unas 60 unidades en la Argentina.
Incluso en ese mismo período, Araus desarrolló
una cosechadora Axial, denominada 8100, que fue precursora de la tecnología en
el país, aunque nunca
salió a la venta. También, esta importante fábrica, llegó a desarrollar y
comercializar pulverizadoras y hasta un camión mediano diseñado para retirar la
cosecha de arroz en terrenos pantanosos.
Además, la
empresa no sólo fabricó productos destinados a agricultura. Más allá de una cosechadora de
porotos, los carros cerealeros, los pulverizadores, también diseñaron prototipos de zanjeadoras para
la producción vitivinícola, camiones forestales y picadoras de forrajes de
arrastre y autopropulsadas.
EMPUJADOS POR LA DEBACLE
Según cuenta el historiador Barrale, Tomás Araus, vio venir la debacle de las
fábricas de cosechadoras argentinas cuando viajó a Europa y conoció desde adentro
la fabrica CLAAS. Esta compañía internacional, producía entre 19
y 20 cosechadoras por días, situación que impactó al fabricante argentino, que
en nuestro país, lograba con mucho esfuerzo desarrollar entre 18 y 20
unidades por mes.
“Cuando Tomás volvió
de Europa afirmó que si estas empresa llegaran a la Argentina se iba a terminar
la industria nacional de Cosechadoras. Y sin dudas fue así”, contó Barrale.
Fue por esa razón, que Araus, y
otras empresas nacionales, tuvieron que “competir” con modelos de gran
innovación que llegaban de importación. Empresas como Deutz Fahr,
CLAAS, John Deere, New Holland, Case, entre otras, que fueron corriendo a la industria
netamente nacional y tomando ese territorio.
De todas maneras, Araus nunca se dio
por vencido y en el año 1982 comenzó a gestar un modelo diferente a todos los
conocidos. La Araus 530, que incorporaba como novedad un sistema de
trilla moderno y de mucha calidad. La firma logró comercializar unas 130 unidades que
mostró éxito en los campos de productores.
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