La reencarnación es la
creencia consistente en que la esencia individual de las personas, ya sea
mente, alma, conciencia o energía, adopta un cuerpo material varias veces según
va muriendo. Sin embargo, muchas religiones tienen su propio enfoque, incluso
hasta tienen diferentes formas de llamarle: Unos la mencionan como
“metempsicosis” que viene de los términos griegos “meta” que significa
-después- y “psyche” que se refiere al espíritu, alma. Otros le
dicen “transmigración”, incluso le llaman “renacimiento”.
Todas
las religiones con origen en el hinduismo afirman que la reencarnación existe
en un ciclo sin fin. En la mitología de la religión brahmánica, al momento de
la muerte del cuerpo, el alma o parte esencial, abandona el cuerpo y es
arrastrada por los “iamadutas”, los mensajeros sirvientes del dios Iama ―el
encargado de juzgar el karma de todas las almas del universo―.
Los
creyentes del Janismo, dicen que las almas van recogiendo los frutos de sus
buenas o malas acciones a través de sucesivas vidas. Cuando un jainista acumula
suficiente buen karma, la pureza de su alma puede hacer que se reencarne en un “deva” o entidad
semidivina.
Dentro del budismo, la creencia principal afirma
que la reencarnación es el cambio en el transcurso de una misma vida. Es la
evolución del yo. No hay reencarnación luego de la muerte física sino que en el
transcurso de una misma vida es posible ir muriendo y renaciendo cada vez.
La creencia Kabbalística afirma que la
reencarnación, junto al proceso de tikún (corrección), dirige y
dicta nuestros patrones de pensamiento, sentimientos y actividades. De hecho,
la historia de la humanidad es en realidad la del regreso de las almas. Según
las escrituras del Zohar, ningún misterio en la larga historia del universo es
tan esclarecedor como el comportamiento universal y repetitivo de sus
habitantes.
Lógicamente hay otras creencias que se oponen
completamente a creer que nuestra alma va trascendiendo de vidas en vidas. Por
ejemplo en el cristianismo, se rechaza la reencarnación al considerarla una
doctrina contraria a la Biblia, difícilmente armonizable con la creencia en la
resurrección.
En lo personal, sí estoy de acuerdo con esta teoría. No se si llamarla “reencarnación”, pero tengo la certeza de que venimos de muchas vidas pasadas y vamos hacia más, hacia el futuro. Creo plenamente que venimos a esta tierra para aprender, para superar un obstáculo que es el principal reto que se nos ha propuesto en la vida actual. ¿Cuántas vidas hay? Muchas!! Lo que sí es interesante saber es que no todos estamos en el mismo nivel.
La vida es como una “escuelita”, nosotros somos los
alumnos, y no todos estamos en el mismo grado, pero sí estamos todos
compartiendo al mismo tiempo, como cuando lo hacíamos en el “recreo”. Unos
seres humanos están en un grado más avanzado que otros. Unos se están por
graduar otros apenas van por preescolar. Eso nos explica el por qué unas
personas son más sabias que otras. Y no precisamente hablo de la sabiduría
intelectual, sino de la emocional. El manejo correcto de las situaciones, nos
lo ha dado la experiencia que hemos tenido en el trascurso de nuestras
múltiples vidas.
¿Te consideras un
alma vieja o un alma joven? ¡Que buena pregunta! Yo mismo quisiera saber en qué
nivel de mis vidas estoy. Lo que sí es cierto mis amados Dueños del Universo,
es que en la vida actual no hay que preocuparse de la vida pasada o de la vida
futura, hay que ocuparse de la vida presente. De ser felices, de afrontar ese
gran reto que se nos ha propuesto, y superarlo. Si no vencemos, estoy seguro
que el Universo nos pondrá el mismo reto en la vida siguiente hasta que hayamos
aprendido lo que nos toca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario