La plasticidad fenotípica es la capacidad de
los organismos para alterar su fenotipo de acuerdo con las condiciones
ambientales. Aunque es importante para hacer frente a las perturbaciones
ambientales, su mantenimiento suele resultar costoso para los organismos y
puede perderse durante la evolución bajo condiciones constantes y no
estresantes. En este estudio se ha analizado la evolución de la plasticidad
térmica en un ambiente estable y se ha observado que los individuos mantenían
su plasticidad fenotípica, a pesar de existir algunas diferencias entre las
poblaciones.
Para sobrevivir en un mundo que está cambiando
constantemente los organismos tienen que adaptarse a las nuevas condiciones
ambientales. No obstante, cuando el entorno cambia muy rápidamente lo mejor
para un organismo es ser plástico. La plasticidad fenotípica es la capacidad de
un individuo para presentar varios fenotipos de acuerdo con el contexto
medioambiental y puede ser vital para su supervivencia. Esto es así si la
plasticidad conduce a un mejor rendimiento del organismo en el nuevo entorno,
aunque algunos estudios han demostrado que esto no siempre ocurre.
Entender cómo evoluciona y se mantiene la
plasticidad fenotípica ha sido un tema ampliamente abordado en estudios tanto
teóricos como empíricos. Una predicción frecuente es que en entornos homogéneos
se perderá la plasticidad fenotípica, especialmente si su mantenimiento supone
un coste para el organismo.
En nuestro estudio de evolución experimental
nos centramos en la capacidad de varias poblaciones de la especie Drosophila
subobscura para responder a diferentes temperaturas.
Elegimos tres poblaciones naturales provenientes de varios ambientes térmicos:
Groningen (Países Bajos - entorno más frío), Montpellier (Francia) y Adraga
(Portugal - ambiente más cálido). Estas poblaciones se mantuvieron en el
laboratorio a una temperatura óptima constante de 18ºC durante más de dos años.
Una predicción era que, en un principio, todas las
poblaciones mostrarían alta plasticidad para varios caracteres fenotípicos y
que dicha plasticidad podría perderse al cabo de más de dos años de evolución
en un ambiente térmico constante. No obstante, observamos que la plasticidad
fenotípica seguía manteniéndose, y que hubo convergencia evolutiva de las tres
poblaciones con respecto a la expresión de los caracteres fenotípicos cuando
éstos se analizaron a diferentes temperaturas ambientales.
Fuente: Facultad de de Ciencias – Universid de
de Lisboa
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