Luego de
extensas pruebas y debates dentro de la cadena del vino, las nuevas autoridades
en el Instituto Nacional de Vitivinicultura avanzaron en una fuerte innovación
que podría servir para los mercados consumidores de bebidas sin alcohol.
“El INV aprobó
como práctica enológica lícita la desalcoholización de los vinos”,
reza la página oficial de comunicados desde el Gobierno Nacional. Se trata de
un paso clave para el desembarco de la producción vitivinícola argentina en nuevos mercados externos.
En julio del año pasado Infocampo contó los avances
que se estaban realizando dentro de la cadena vitivinícola, con pruebas y
testeos de metodologías para desalcoholizar la bebida.
“Si vamos a
hablar de consumo, la curva ascendente es impresionante, de los mayores
aumentos vistos en el último tiempo”, explicó por ese entonces
el enólogo Gustavo Egea, de Bodegas y viñedos Renacer.
VINOS SIN ALCOHOL: UNA APUESTA EXPORTADORA
Desde las autoridades de ese entonces del
Instituto Nacional de Vitivinicultura informaban: “Habrá que ser muy creativos
con las inversiones, y pensar en producir vinos con menor graduación alcohólica
sin duda de aquí a los próximos años. Y a eso la
industria puede hacerlo rápidamente”.
Las palabras de su
exvicepresidente, Luis Sentinelli, marcaban el rumbo que la cadena analizaba
con alguna cuota de escepticismo, pero a sabiendas de que la demanda
principalmente desde países árabes,
donde el consumo de alcohol se encuentra prohibido, podía ser
una meca más que tentadora.
Además, por estos tiempos, analistas agrícolas que
pusieron el foco en la cadena del vino dejaron ver la preocupación del sector
por un posible sobre stock a raíz de una buena cosecha, pero conjugado con un mercado interno sin plata en el bolsillo.
Por eso, incrementar y
garantizar la salida exportadora era uno de los principales reclamos desde las
bodegas.
Sin embargo la idea de
sacarle el alcohol al vino no terminaba de ser lo suficientemente
consensuada entre productores y bodegueros.
El cuidado por su realización y la pretensión de
equilibrar estructura, cuerpos y aromas era en ese entonces -y continuará
siendo al menos en los primeros tiempos desde esta aprobación- un objetivo
central de los elaboradores.
La reducción de alcohol no
puede ser realizada según una receta estándar, pero debe ser equilibrada con la estructura, el cuerpo,
y los aromas de vino. El punto ideal es esencialmente el
equilibrio adecuado para lograr el estilo deseado. ¿Tánico o dulce? ¿Fresco o
lleno? Las opciones de enólogo definen el carácter y el estilo de vino”,
explicaron en tiempos de testeos desde Vason Group, especialistas en enología
de precisión.
Una de las explicaciones a las que llegaron desde
Vason Group es que además de la demanda desde los países que no consumen
alcohol también existen cambios en los hábitos de consumo en otras sociedades.
“Las tendencias recientes del mercado requieren vinos
armoniosos y típicos, que son expresión de su propio
territorio, sin verse afectados por un alto
porcentaje de alcohol”, comentaron.
Por eso, destacaron, que “en muchos países
vitivinícolas la solicitud de tecnologías de eliminación de alcohol ha ido
aumentando rápidamente”.
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