EL CUENTO de la
BUENA PIPA: La economía argentina ha generado una postal contradictoria en el negocio
ganadero: si bien los
precios de la hacienda bovina -medidos en dólares- se
encuentran en niveles elevados si se analizan los
promedios históricos,
al pasarlos a pesos comenzaron a quedar retrasados.
¿Qué sucede? La inflación, aunque comienza a ceder,
todavía es elevada.
Para corroborar esta afirmación, el mercado ganadero de Rosario (Rosgan) analizó una serie de precios de los
últimos 20años.
Como referencia, tomaron el Índice General de precios de
la hacienda que elabora el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG) y la primera conclusión
es que la hacienda para faena -en dólar
oficial- se ubica muy por encima del promedio de esta serie.
En estos días, el promedio se ubica sobre los U$S 1,70.
Si bien el número está por debajo de los máximos de diciembre del año pasado,
se encuentra un 30% por encima del ponderado de las
dos últimas décadas.
LOS PRECIOS DE LA
HACIENDA
Un primer punto para entender esta disparada en los
valores es el marcado escenario de escasez estructural de
hacienda: las
casi diez millones de cabezas que se perdieron entre 2008 y 2010 no terminan de
recuperarse.
“También se mezclan aspectos de política
económica, puesto que,
históricamente los sucesivos gobiernos en Argentina han utilizado el tipo de cambio
como una especie de ancla inflacionaria, a través de la cual han intentado controlar con
mayor o menor grado de éxito el traslado de los movimientos del dólar a
precios”, advirtieron desde la entidad rosarina.
En este punto,
consideraron que las diferentes políticas cambiarias implementadas comenzaron a
derivar en controles excesivos y restricciones para operar libremente con el
dólar. Esto se reflejó en un
fuerte retraso cambiario, “sumamente perjudicial para cualquier industria
exportadora, entre ellas, para la industria frigorífica”, explicaron.
A partir de 2020, el tipo de cambio oficial caminó a la par
de la inflación, con tasas
anuales de interés que cerraron por debajo del 40%. Al año siguiente, el
retraso comenzó a ser evidente, con una inflación que cerró en 51% y una
devaluación del 23%: la inflación en dólares trepó al 27%.
En 2022 la
dinámica fue similar y el año culminó con una inflación en pesos del 95% y una devaluación del 70%.
El año pasado, la corrección oficializada a partir de
diciembre logró revertir esta tendencia. Se cerró 2023 con una devaluación del tipo
de cambio del 271% anual, frente a una inflación en pesos trepando a niveles
récord de 212% anual.
“Sin embargo, en lo que va del año, esta política de
devaluación programada que
se sigue sosteniendo vuelve a generar un importante retraso en relación a una
inflación que, aún con signos de incipiente moderación, sigue siendo muy
elevada”, remarcaron.
PERSPECTIVAS PARA EL
NEGOCIO EN 2024
Para el primer trimestre del año,
las proyecciones de inflación rondan el 50%, versus un tipo cambio oficial que
durante la gestión del presidente Javier Milei avanzó un 4,5%. Si se toma el
“dólar exportador”, su performance
solo se ve mejorada hasta un 6%.
“Este desacople hace que la industria exportadora siga perdiendo
competitividad frente al resto de los mercados, limitando
su capacidad de compra en el mercado local”, señalaron desde el Rosgan.
De este modo, este escenario conduce a que el productor
ganadero reciba menores precios por su hacienda, con insumos que se mueven al ritmo
de la inflación.
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