En Argentina,
cada año nacen unos 6.000 caballos pura sangre. Además de destinarse al
circuito local de carreras, se venden ejemplares a mercados como Estados
Unidos, Japón y Sudáfrica. Este jueves, habrá un remate de genética de elite.
En cualquiera
de los 20 hipódromos que funcionan en nuestro
país, cada día un caballo pura sangre cruza la línea del disco.
Ese instante es el eslabón final en una extensa cadena
de valor, que contempla desde el peón que cuida el caballo, pasando por la
talabartería hasta una sofisticada industria de productos
veterinarios, nutrición
animal y profesionales dedicados a la salud equina reconocidos a nivel mundial.
Con Palermo, San Isidro y La Plata a la cabeza, los hipódromos
son la punta del iceberg de un negocio que sólo en puestos directos de trabajo
genera unos 80.000 empleos a lo largo de todo
el país.
Se trata de un negocio que a nivel interno cuenta con un
aceitado calendario de remates de genética equina pura sangre, que además son muy requeridos en
mercados exigentes como Estados Unidos y Japón.
EL NEGOCIO DE LOS CABALLOS PURA SANGRE
Al momento de vender estos ejemplares, el rematador es
una pieza fundamental. En diálogo con Infocampo, Antonio Bullrich -titular de la firma homónima,
criador de pura sangre y reconocido subastador- puso algunos números para
entender la dimensión de este negocio en nuestro país y el mundo.
Cada año, en los haras distribuídos en toda la geografía
argentina, nacen entre 6.200 y 6.500 caballos pura
sangre.
Se trata de un promedio,
con altas y bajas a través del tiempo: durante la crisis del 2001, los
nacimientos se redujeron a 3.000 anuales, mientras que entre 2008 y 2010, a
partir del impulso que representó una legislación que permitió engrosar las bolsas de las carreras, se llegaron a 8.000 por año.
A nivel global, Estados
Unidos encabeza
el ránking, con una producción de 22.000 pura sangre por año, y llegaron a
contabilizar 45.000 anuales. El podio se completa con Australia y Japón, mientras que Argentina ocupa el
cuarto puesto.
EL COSTO DE UN CABALLO PURA SANGRE
Bullrich destacó que algunos de los
aspectos que se cuidan en los haras durante el proceso de preparar un
pura sangre sin el bienestar animal y el plan sanitario.
“Los
compradores extranjeros buscan la genética
argentina porque tiene un éxito tremendo en el mundo y
también quieren ver un caballo saludable”, sostuvo
Los frutos de este manejo eficiente del plan sanitario
se hicieron evidentes durante la epidemia de encefalomielitis equina, con casos que comenzaron a
registrarse a finales del año pasado. En ningún haras de Argentina se detectó un
caso positivo de esta enfermedad.
“Nosotros desde los
caballos de carreras seguimos con nuestro plan sanitario, porque realmente es muy riesgoso al ser caballos que tienen mucho
valor”, agregó.
Para ser competitivos en los hipódromos
argentinos y del resto del mundo, se lleva a cabo un proceso minucioso, que tiene en
cuenta la nutrición, plan sanitario y el cuidado del pie del caballo.
Este sendero, que tiene su primera
parada en los remates, tiene un costo para el haras que
promedia los $15 a $20 millones por ejemplar.
A nivel de mercado interno, Bullrich consideró que el
negocio exhibe un buen nivel, más allá de los altibajos propios de la economía.
“No somos ajenos a la crisis económica
que estamos sufriendo y si bien
el ritmo comercial no está fluído, los establecimientos se pueden mantener
porque siguen vendiendo y Argentina tiene una pasión y un amor enorme por los
caballos de carrera”, enfatizó.
Y agregó: “La sensación de
cruzar adelante en un gran premio o en una carrera común se puede comparar
únicamente con el gol de (Gonzalo) Montiel en la final del mundo, ahi se olvida si hay ajuste o si
el dólar esta alto, es una satisfacción indescriptible”.
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