Un reciente reporte de la
Bolsa de Comercio de Rosario trae noticias esperanzadoras para el ciclo
triguero 2024/25. A pesar de la preeminencia de La Niña, con una
probabilidad de ocurrencia que supera el 70% a partir de octubre, se anticipan
condiciones que podrían favorecer a la agricultura nacional.
Este fenómeno climático, caracterizado por el enfriamiento de
las aguas del Pacífico ecuatorial, suele tener un impacto negativo en las
precipitaciones de Argentina, especialmente durante la primavera. Alfredo
Elorriaga, consultor de GEA/BCR, señala que aunque
La Niña se manifieste fuertemente, las condiciones actuales
sugieren una intensidad menor a la prevista en meses anteriores.
Esto se basa en las proyecciones recientes de NOAA y la
Universidad de Columbia, que apuntan hacia un escenario de transición hacia un
ENSO neutral antes de desarrollar completamente a La Niña en los meses de julio
a septiembre de 2024.>>
Ver informe completo: "El índico no jugaría en contra"
y aumenta la probabilidad de lluvias casi normales entre octubre y
noviembre"
Uno de los factores cruciales
que contribuyen a un panorama más optimista para el trigo es la evolución del
Dipolo del Océano Índico.
Este fenómeno, que también influye en el clima de la región,
muestra signos de pasar a una fase neutra entre septiembre y octubre.
Según Elorriaga, este cambio
reduce significativamente las posibilidades de una sequía severa como la que se
experimentó en el ciclo 2022/23, permitiendo esperar lluvias cercanas a lo
normal durante el periodo crítico del cultivo de trigo.
Las predicciones climáticas, junto con un mejor estado de las
reservas de agua en el suelo en comparación con años anteriores, pintan un
cuadro esperanzador para la producción triguera.
Si bien el fenómeno de La Niña es una realidad inminente, la
neutralidad prevista del Índico y las condiciones de humedad del suelo sugieren
que podríamos estar ante un ciclo agrícola exitoso.
Esto rememora el boom de producción del 2021/22, donde se
combinaron favorables condiciones climáticas con una fuerte inversión en tecnología
y fertilización por parte de los agricultores, culminando en una producción
récord de 23 millones de toneladas.
Mientras los productores avanzan con precaución, las señales
actuales invitan a un moderado optimismo.
El seguimiento continuo de estos fenómenos será clave para
ajustar las estrategias agrícolas y maximizar el potencial de la próxima
temporada de trigo en Argentina.
Con la ciencia y la tecnología de nuestro lado, el sector
agrícola se prepara para enfrentar los desafíos climáticos con renovada
esperanza y estrategias adaptadas a las nuevas realidades climáticas.
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