Belgrano
seguía empeñado en avanzar en el camino hacia la libertad. El 27 de febrero de
1812, inauguró una nueva batería, a la que llamó Independencia. Allí hizo formar a sus tropas frente a una
bandera que había cosido doña María Catalina Echeverría, una vecina de Rosario.
La bandera tenía los colores de la escarapela y su creador ordenó a sus
oficiales y soldados jurarle fidelidad diciendo «Juremos vencer a los enemigos
interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la
Independencia y de la Libertad.».
La reacción del Triunvirato:
Al
enterarse el Triunvirato de la decisión de Belgrano de crear una bandera
propia, reaccionó inmediatamente: «El gobierno deja a la prudencia de V.S.
mismo la reparación de tamaño desorden (la jura de la bandera), pero debe
prevenirle que ésta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los
respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los
que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden. V.S. a vuelta de
correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior
resolución».
A guardar la bandera:
Pero
Belgrano no llegó a enterarse de esta resolución hasta varios meses después de
emitida y siguió usando la bandera nacional que fue bendecida el 25 de mayo de
1812 en la Catedral de Jujuy por el sacerdote Juan Ignacio Gorriti.
En
julio recibió finalmente la intimación del Triunvirato y contestó admitiendo
que en dos oportunidades había izado la bandera para «exigir a V.E. la
declaración respectiva en mi deseo de que estas provincias se cuenten como una
de las naciones libres del globo». Concluye la carta indignado diciendo que
destruirá la bandera: «La desharé para que no haya ni memoria de ella. Si acaso
me preguntan responderé que se reserva para el día de una gran victoria y como
está muy lejos, todos la habrán olvidado».
A jurar la bandera:
En octubre de 1812 caía el Primer
Triunvirato y las cosas comenzaban a cambiar. El Segundo Triunvirato, bajo la
influencia de la Logia Lautaro creada por San Martín y la Sociedad Patriótica
dirigida por Bernardo de Monteagudo, dio un nuevo impulso a la guerra
revolucionaria, avaló lo actuado por Belgrano y éste pudo hacer jurar la
bandera por sus tropas a orillas del río Pasaje, que desde entonces se llama
Juramento.
Hasta llegar a ser como la conocemos hoy, la bandera nacional sufrió cambios de
colores, de formas, leyes, y decretos.
¿Por qué celeste y blanca?
Hay muchas teorías sobre las
fuentes de inspiración para la creación de la escarapela de la que derivan los
colores de la bandera. Mirándolo con atención, todas las teorías tienen una
relación entre sí. Los colores del cielo fueron tomados para representar el
manto de la Inmaculada Concepción.
Estos colores, a su vez fueron elegidos por la
dinastía de los Borbones para la condecoración más importante que otorgaban: la
Orden de Carlos III, celeste, blanca y celeste, y de allí surgió el color del
penacho de los patricios y, seguramente, la escarapela.
En 1938 el
Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361 fijando
el 20 de Junio como Día de la Bandera.
Posteriormente,
el Decreto 1584/2010 estableció
el carácter inamovible de la conmemoración del 20 de Junio en recuerdo del paso
a la inmortalidad del General Manuel Belgrano.
Fue consagrada con los mismos colores "celeste y
blanco" por el Congreso de Tucumán el 20 de julio de 1816, debido a una
iniciativa del diputado Juan José Paso, y ratificada por el mismo cuerpo en
Buenos Aires, el 25 de febrero de 1818, incorporando el sol incaico en la
franja blanca central.
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