viernes, 28 de junio de 2024

¿BUENO o MALO? Qué son los alimentos transgénicos y cómo se obtienen los cultivos transgénicos.

 

Un alimento transgénico es un alimento que ha sido modificado a partir de la inserción de los genes de otro organismo en su cadena de genes, con el fin de que dicho alimento obtenga determinadas características y propiedades buscadas. Muchos de los alimentos transgénicos en el mundo provienen de plantas y cultivos transgénicos, como en el caso de la soja transgénica y del maíz transgénico. 




Si queremos saber cómo se obtienen los cultivos transgénicos, debemos primero saber que la ingeniería genética data de muchos años. Los organismos genéticamente modificados existen desde hace mucho y se obtuvieron a partir de métodos de biotecnología vegetal. Esta es la modificación genética de plantas a través de diferentes técnicas, desde tiempos ancestrales (12000 a. C). 



Cuando se descubrió la reproducción sexual de las plantas, los hombres empezaron a probar la reproducción cruzada y la selección artificial para mejorar los alimentos. Fue en 1986 cuando la empresa Monsanto creó la primera planta modificada genéticamente a partir de métodos de ingeniería genética. Pero, ¿cómo se hacen los cultivos transgénicos? En este caso, la transferencia horizontal de genes se da de ADN a ADN a través de técnicas de laboratorio. 



Tanto las semillas genéticamente modificadas, como los vegetales transgénicos y hasta los animales transgénicos se obtienen a partir de métodos mucho más sofisticados que permiten que la modificación produzca los efectos que se desean. De esta manera no se corren riesgos tales como la resistencia a los antibióticos. 

Ventajas y desventajas de los cultivos transgénicos:



Hay muchas ventajas que responden a la pregunta de para qué se utilizan los cultivos transgénicos. Los alimentos transgénicos pueden ser más nutritivos y sabrosos, pero además, resisten mucho más a las sequías e inclemencias climáticas. No necesitan de tantos pesticidas, ya que los cultivos transgénicos son más resistentes a agentes patógenos, tienen un crecimiento más rápido, sus derivados tienen menos componentes cancerígenos que se liberan al freírlos (por ejemplo, con la papa transgénica). Por otro lado, la importancia de los cultivos transgénicos en el mundo tiene que ver con su alta rentabilidad, ya que permite que la producción aumente, el crecimiento sea rápido y tenga menor cantidad de desperdicios. 

Las desventajas de los cultivos transgénicos han sido señaladas muchas veces. La modificación genética de los alimentos es una práctica que no está exenta de controversias. Por un lado, se señalan los riesgos de que los alimentos transgénicos puedan ser tóxicos en algunos casos, causar alergias u otro tipo de malestares. Además, también se dice que pueden presentarse cambios genéticos no planificados. Pueden existir alimentos transgénicos que por un error sean menos nutritivos. 

No existe un consenso general acerca de qué tan seguro sea cultivar, producir y consumir alimentos transgénicos, por lo que una nueva tendencia a implementar es la evaluación caso por caso de la seguridad de cada alimento transgénico y de cada cultivo transgénico. Algunas críticas apuntan a la falta de confianza en los estudios, alegando que existen intereses económicos que pueden llegar a generar resultados espurios publicados como objetivos. Sin embargo, los organismos encargados de controlar estos estudios no están ligados a las empresas multinacionales beneficiadas y controlan que la evaluación de los alimentos transgénicos y de los organismos genéticamente modificados cumpla con estrictas reglas de protocolo y estandarización. 

Transgénicos en la Argentina y en el mundo:

Dentro de los cultivos transgénicos sembrados en el mundo se encuentran: soja, maíz, algodón, canola, remolacha azucarera y alfalfa con tolerancia a herbicidas; maíz, algodón, berenjena y caña de azúcar resistentes a insectos (Bt); maíz, algodón y soja con tolerancia a herbicidas y resistencia a insectos combinadas; papaya y calabacín amarillo resistentes a virus; y maíz y caña de azúcar con tolerancia a sequía. También clavel y rosa color azul, papa y manzana menos susceptibles al pardeamiento; soja y cártamo con alto contenido de oleico; cártamo que produce precursor de quimosina bovina en sus semillas y ananá/piña color rosa. 

Fuente: Universidad de Buenos Aires, Argentina.

 

 

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