Cuanto más inteligente, más solitario. Es lo que propone una
investigación publicada en el British Journal of
Psychology que afirma que cuando las personas
inteligentes pasan más tiempo con sus amigos, son menos felices.
Lo cierto es que la mayoría del tiempo
asumimos que las personas más sociables son las más felices, pero lo cierto es que existe una excepción a esta regla, las personas inteligentes.
A través de este estudio se buscaba
analizar la relación entre la cantidad de compañía y la felicidad de las
personas. Se descubrió que a mayor cantidad de interacciones sociales, más
felices se sentía la población, excepto las personas con un coeficiente
intelectual superior al de la media.
Las personas
con una inteligencia promedio son más felices si viven en ciudades pequeñas o
pueblos con poca población, pero les gusta socializar con sus amigos y su
entorno. Mientras que las personas con una inteligencia superior manifiestan lo
contrario.
Por lo que
se llegó a la conclusión de que cuanto más inteligente es
una persona y más socializa con los
demás, menos satisfecha se siente con su vida.
¿Por qué
las personas inteligentes son solitarias?
Las personas
inteligentes están más enfocadas en conseguir aquello que se proponen y en cumplir
sus objetivos, por lo que no sienten la necesidad de
socializar y lo entienden como una distracción.
Además, su capacidad cognitiva les impide disfrutar de
actividades cotidianas que la mayoría disfruta porque analizan cada factor y
disfrutan menos en comparación con las personas que tienen un coeficiente
intelectual promedio.
Son personas que se sienten
incomprendidas la mayoría del tiempo y desplezadas de
una realidad con la que no se sienten identificadas lo
que provoca que se aislen y prefieran estar solas.
Otra de las razones por las que las personas con un coeficiente intelectual superior al de la media de la población suelen preferir la soledad es porque no necesitan la aceptación de los demás.
Solitarios
por evolución
El ser
humano es social por naturaleza y
esto se debe a todas las limitaciones que tenemos a nivel físico como especie.
Para poder cazar necesitábamos la ayuda de otros miembros del grupo, por lo
que la soledad no era una opción. En el momento en que
fuimos superando este tipo de limitaciones, la necesidad de tener compañía fue
disminuyendo poco a poco.
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