Con la incorporación de lino en la nutrición de los cerdos, un grupo de
investigadores del INTA comprobó un impacto superior en la calidad de sus
carnes, sobre todo para la elaboración de embutidos.
Argentina transita
una creciente demanda de alimentos sabrosos y saludables, donde los embutidos fermentados secos presentan algunas
desventajas vinculadas al alto contenido de grasas, los cuales rondan entre 25% y 45 %, siendo este
es el perfil de ácidos grasos característico del porcino.
Con el objetivo de mejorar la calidad nutricional de los salames
caseros, un equipo de especialistas del INTA Marcos Juárez,
en Córdoba, incorporó semillas de lino en las dietas de los cerdos destinados a producción de carne, con el
objetivo de mejorar esa variable.
De acuerdo con Sebastián
Marini, especialista
en producción animal de esa experimental, “la inclusión de semillas de lino en
las dietas provocó un cambio
significativo y favorable en la composición de ácidos grasos de la grasa
intramuscular y de la
grasa dorsal de los animales”.
Estos cambios en la materia prima se preservaron en los salames, obteniéndose un producto de mejor calidad
nutracéutica y con una percepción favorable por parte de los consumidores.
En este sentido, explicó que en los perfiles de los ácidos grasos tanto
de la grasa intramuscular como la grasa dorsal se observó una reducción en el contenido de ácidos
grasos saturados y un aumento en el contenido de ácidos grasos poliinsaturados y del contenido de Omega3. Este mismo
comportamiento se observó en los salames.
EL LINO, UNA FUENTE SALUDABLE
Según Marini, es posible aumentar la concentración de ácidos grasos
saludables (Ω3 y Ω6) en la carne porcina, alimentando a
los cerdos con diferentes fuentes de grasas.
“Una fuente
comercial de grasa saludable apta para el consumo de cerdos es el Lino, cuya
tercera parte es aceite, de la cual el 50% es el ácido graso
α-linolénico”, dijo el investigador de INTA.
Desde hace algo más de una década, la actividad porcina muestra en la Argentina un
crecimiento sostenido, impulsado principalmente por un incremento del consumo de esta especie en el mercado interno.
En paralelo, aumenta la producción nacional de chacinados, entre los cuales los salames ocupan un lugar preponderante, tanto por
la calidad de producción artesanal, como por la gran generalización de su
consumo.
Por ese motivo, impulsar en los cerdos
una alimentación saludable que beneficie la
obtención de chacinados de mejor calidad para proveer al mercado interno es una estrategia que busca ganar terreno en las
diferentes zonas productivas.
El especialista del INTA celebró
la reducción y modificación del contenido graso de un alimento tradicional -como el salame- y lo consideró “una estrategia importante”
que permite mejorar la calidad de esto productos con agregado de valor y fuerte
presencia regional.
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