jueves, 8 de agosto de 2024

¿Quiénes son más infieles, los hombres o las mujeres? ¿Que opinan los psicólogos y psiquiatras?

 

Lo cierto es que la monogamia es un tema de elección o imposición, pero no uno de diseño del cuerpo ni la mente. Como animales, los humanos tenemos sexo con el objeto de perpetuar la especie y, por eso, está “cableado” para ser placentero. 



El tema de la infidelidad ha estado entre nosotros desde siempre. Tan lejos llega, que lo primero es intentar descubrir los orígenes de la expresión “poner los cuernos”. Para algunos, el tema empezó cuando Pasífae le fue infiel al rey Minos con el Toro de Creta; para otros, está el cuento de Penélope enredada con Mercurio, que resultó en el corneado Pan con cuernos. 

Una teoría más terrenal afirma que los cruzados fueron los responsables, cuando se les ocurrió pintar cuernos en la encrucijada púdica de sus esposas, para que se mantuvieran castas mientras ellos iban a matar o dejarse matar. Calculen ustedes.



Tampoco ha habido límites en cuanto a estratos sociales o títulos nobiliarios. Desde los humildes hasta las cabezas más pesadamente coronadas han sido infieles a sus parejas, haciendo que parezca que “comprometerse” no es más que un eufemismo o, peor aún, el disparo de arrancada para inventarse las mil y una justificaciones cada vez que ligamos fuera del redil. 

Casi todas las religiones le han dedicado un capítulo al tema, incluyendo a las más extendidas —el Islam, el cristianismo y el judaísmo—, que dejan claro que su máxima autoridad se pone muy iracunda contra las y los adúlteros. Incluso, créanlo o no, hay países en los que está legalmente penalizado el adulterio.



Ni comentar que eso, es totalmente injusto e indignante, es justamente lo que ha provocado En términos genéricos, también aquí las mujeres han sido las más vapuleadas. La mujer “infiel” es criticada y condenada; en sitios y casos extremos, hasta encarcelada, apedreada o lapidada, mientras que el hombre es aplaudido como seductor

Es totalmente injusto e indignante, es justamente lo que ha provocado el mito en la historia, sobre ellas teniendo que ser más selectivas, discretas y astutas a la hora de echar una cana al aire, mientras que los varones engañan más, y se vanaglorian de eso.


La sabia naturaleza nos puso un chip del gustazo, para cobrarlo con el embarazo, los hijos, la escuela, las vacaciones más caras y, también, la parte positiva de los afectos... Y ahí está el punto neurálgico. 

De la misma manera que amamos a los hijos y a nuestros padres por darnos la posibilidad de vivir, establecemos conexiones afectivas con una pareja que incluyen un compromiso de lealtad. 

Si ese compromiso reclama —además de un proyecto de vida juntos, confianza y estar unidos “en las buenas y las malas”— la exclusividad a la hora del coito, pues nada más digno que cumplir con él. 

Sin embargo, eso no significa que tener sexo con más de una persona indique que le eres “infiel” a la otra. A lo que eres infiel es a una palabra que diste, no a instintos que impulsan por igual hombres y mujeres.

Lo cierto es que la monogamia es un tema de elección o imposición, pero no uno de diseño del cuerpo ni la mente. Como animales, los humanos tenemos sexo con el objeto de perpetuar la especie y, por eso, está “cableado” para ser placentero. 

La sabia naturaleza nos puso un chip del gustazo, para cobrarlo con el embarazo, los hijos, la escuela, las vacaciones más caras y, también, la parte positiva de los afectos... Y ahí está el punto neurálgico. 

De la misma manera que amamos a los hijos y a nuestros padres por darnos la posibilidad de vivir, establecemos conexiones afectivas con una pareja que incluyen un compromiso de lealtad. 

Si ese compromiso reclama —además de un proyecto de vida juntos, confianza y estar unidos “en las buenas y las malas”— la exclusividad a la hora del coito, pues nada más digno que cumplir con él. 

Sin embargo, eso no significa que tener sexo con más de una persona indique que le eres “infiel” a la otra. A lo que eres infiel es a una palabra que diste, no a instintos que impulsan por igual hombres y mujeres.

Hay quienes salen un día, andan de viaje o, simplemente, les da un calentón extemporáneo y la cosa acaba en un motel. Después de la ducha, cada cual sigue con su vida. 

Otros y otras, están 24 x 7 con su consorte, mientras se pasan todo el tiempo en chats o sexteando y ciber-viviendo las fantasías más inimaginables que, claro, excluyen a quien tienen al lado “hasta que la muerte los separe”... ¿Qué les parece más desleal? A fin de cuentas, lo primero a poner en tela de juicio es el alcance del término “infidelidad”

Para ambos sexos, la cosa va de la honestidad para llevar un compromiso, no del hecho de tener un único partner sexual y, en ese sentido, no hay diferencias entre hombres y mujeres, así que la afirmación del encabezado, es un mito. Sería caer en lo mismo al decir que sabemos quiénes son más infieles, los hombres o las mujeres.

 

 

 

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