ARGENTINA: Con la plantación de unas 50.000
especies nativas -Araucaria-, la construcción de 20 kilómetros de alambrados y
cerramientos, y terrazas de contención para prevenir la erosión, el INTA
participa de la elaboración de un protocolo para evaluar y monitorear la
restauración de bosques nativos.
El INTA participa de la
evaluación y elaboración de un protocolo de monitoreo junto con un equipo
interinstitucional liderado por la Corporación Interestadual Pulmarí, la
Dirección General de Bosque Nativo de Neuquén, en coordinación con la comunidad
mapuche Aigo, que constituye un plan de restauración con acciones que
incluyeron la plantación de unas 50.000 especies nativas -Araucarica-, la
construcción de 20 kilómetros de alambrados y cerramientos, y terrazas de
contención para prevenir la erosión.
En agosto de 2022, mediante un
convenio de cooperación técnica entre la Corporación Pulmarí y el INTA comenzó
un proyecto de evaluación y elaboración de un protocolo de monitoreo sobre las
acciones del plan de recuperación de los ecosistemas y servicios ambientales
luego del incendio, que afectó un total de 1238 hectáreas y destruyó un
ecosistema esencial que incluía árboles nativos, forraje, fauna, leña, y
piñones.
Natalia Furlán -técnica del
INTA San Martín de los Andes- explicó que "el objetivo principal fue
relevar y evaluar las tareas de restauración forestal realizadas por el equipo
interinstitucional y la comunidad Aigo, así como proponer un protocolo de
monitoreo que permita evaluar la recuperación del sector a 10 años del incendio".
El trabajo de evaluación del proyecto de restauración se llevó a
cabo durante dos temporadas de verano, con 22 campañas de muestreo, cada una de
entre dos y tres jornadas de trabajo.
De acuerdo con Furlán, entre las actividades programadas se estableció
evaluar el estado actual de la vegetación en el sector incendiado, se consideró
el uso del lugar y los disturbios aún presentes que podrían impactar en los
procesos de restauración del sitio. Y agregó: "Esto incluye el material
plantado en parcelas de clausura y a campo abierto; zonificar el sector en
función de su estado de conservación y tipos de uso del suelo; establecer un
número de puntos de observación como parte del sistema de monitoreo para su
seguimiento en el tiempo".
Los resultados del muestreo destacaron la importancia de las
plantaciones con cerramientos como método principal: "La estabilidad de estas estructuras es
vital para el éxito de la recuperación, ya que cualquier desestabilización
puede comprometer la supervivencia de las plantas y permitir la entrada de
herbívoros que perjudican el desarrollo de las plantas", señaló Furlán.
Leslie Vorraber -técnica del INTA San Martín de los Andes-
señaló que "el convenio busca diseñar un sistema de monitoreo para dar
seguimiento a las acciones de restauración de estos ecosistemas, incluyendo el
estado presente, la forma de registro y la periodicidad de observación para los
indicadores considerados".
De esta manera, y luego de analizar los resultados obtenidos, se
propuso una selección de cuatro componentes del ecosistema: la vegetación, la
red de drenaje, el suelo y el uso humano con un total de 39 indicadores, los
cuales principalmente tienen la característica de ser fáciles de comprender e
interpretar; y su medición es viable en términos de tiempos, personal y
economía.
"El trabajo reveló la complejidad y magnitud de las tareas
de restauración, como así también la necesidad de priorizar acciones según las
características del sistema. Esto puede implicar tareas previas a la
plantación, como la estabilización de laderas para prevenir la erosión, y la
combinación de diversas acciones junto con las plantaciones", señaló
Vorraber.
El equipo de investigadores del INTA en la Patagonia subrayó la
necesidad de implementar planes de monitoreo y evaluación a largo plazo, con
objetivos claros y ajustables para adaptarse a las necesidades del ecosistema
en recuperación. También se destacó la importancia de no centrarse únicamente
en las plantaciones, sino también en la regeneración natural de áreas no
quemadas con potencial de recuperación.
La evaluación y el monitoreo deben ser componentes esenciales
desde el inicio del proyecto para asegurar la eficiencia en el uso de recursos
y la dinamización del proceso de restauración. "Esta iniciativa representa un paso significativo hacia la
recuperación de los valiosos bosques nativos de Ruca Choroy, promoviendo la
restauración ecológica y la conservación de los servicios ambientales para las
generaciones futuras".
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