Se estimó
que el cociente intelectual de William James Sidis se situaba entre 250 y 300. Al pensar
en los grandes genios de la historia, puede
que te vengan a la cabeza nombres famosos como el de Albert
Einstein, Marie Curie, Isaac
Newton o Nikola Tesla. Personas
muy relevantes que hicieron grandes contribuciones a
la historia de la humanidad.
Puede que, sin embargo, William James Sidis
suene tanto, pese a que es muy posible, al menos sobre el papel, que tuviera un cociente
intelectual más alto que las personas de las que acabamos
de hablar. Una mente brillante y privilegiada que
tuvo una vida muy dura.
Fue hijo de Boris Sidis, un
eminente psicólogo, estudiante de Harvard, y Sarah
Mandelbaum, que había estudiado Medicina. Un
combo perfecto que hizo que la educación de William no fuera nada convencional.
La estimulación
intelectual constante unida a las habilidades innatas hizo
que el niño mostrara unas capacidades asombrosas.
A los seis
meses, pronunció sus primeras palabras, a los tres años ya leía a Homero en
griego, a los 11 fue admitido en Harvard. Unas
capacidades fenomenales que muy pronto despertaron unas grandes
expectativas en la sociedad. Al mismo tiempo, William
sufría el
aislamiento y desafíos emocionales, mostrando el dificil
equilibrio entre la brillantez y la salud mental.
A medida que fue creciendo, la presión sobre sus logros se hizo
mayor, mientras que el joven solo deseaba llevar una vida normal,
alejada del foco público. Tras su graduación, decidió ocupar puestos
de baja cualificación con la esperanza de no recibir tanta
atención.
A lo largo de su vida, hizo aportaciones significativas en
física o matemáticas, pero nunca llegó a cumplir las altas expectativas
depositadas e él ni se convirtió en el gran genio histórico que
se esperaba. Un recordatorio de que una gran inteligencia no significa una
mayor felicidad y de que el equilibrio emocional es
clave en el desarrollo de cualquier persona.
SU COCIENTE INTELECTUAL
En
su época, William vivió entre 1898 y 1944, se estimó que su
cociente se situaba entre 250 y 300, muy superior al de Albert
Einstein, cifrado en 160.
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